Este dedito se lo comió...

Emilio Hidalgo
Lunes, 17/02/2014 | Región, Ciudad Real, Nacional | Portada, Sociedad, Cultura, Política, Opinión

Hoy es el día de los enamorados, en general. Uno puede estar enamorado de alguien o de algo; puede ser amor a una persona, a un trabajo, a un equipo… Incluso puede ser amor a un partido político, aunque eso cada vez está más complicado. El caso es que andamos faltos de amor y de buenos sentimientos, así que bienvenido sea este día, aunque se lo haya inventado una firma comercial. Dicen que el amor se gasta de tanto usarlo, pero nadie nos cuenta que si no lo usas, se anquilosa.

Esta semana, a pesar de que termine con San Valentín, no voy a hablar del corazón sino que voy a hablar de un dedo; ya anticipo que no es el dedo corazón, no se pongan empalagosos. Voy a hablar del dedo índice, el dedo de señalar o el dedo sabio, que dicen algunos. Aunque a veces no parece tan sabio.

Esta semana ha sido, sin duda, la de este dedito juguetón. Arrancamos el lunes señalando cada palabra de la Infanta y sobre todo las más repetidas. Me van a perdonar pero no sé, no me consta o no me acuerdo, que hubiera que esperar algo distinto de Doña Cristina. En este país nadie está obligado a declarar contra su cónyuge, pero haberse negado a abrir la boca habría sido casi una condena a Urdangarín. Los imputados pueden mentir en propia defensa, pero la Infanta no está imputada y mentir, en su defensa o en la de su esposo, podría conllevar, el día de mañana, una acusación de perjurio. Sin embargo, la ley, no obliga a nadie a tener buena memoria ni a saberlo todo, ni siquiera de su pareja. No lo sé, no me acuerdo o no me consta son las mejores respuestas que puede uno dar, para no meter a su compañero en un lío ni meterse uno mismo.

Estoy seguro de que la opinión pública hará escarnio de la Infanta y del Infante; muchos tenían su sentencia lista décadas antes de que nada de esto hubiera sucedido, España es así. El chiste que más circula por Internet es aquel de que las mujeres de los imputados no se enteran de nada, pero la propia lo sabe todo. A esos que defienden esta tesis, sean hombres o mujeres, les recordaré que en nuestro país y según las encuestas, el 60% de los hombres y el 40% de las mujeres mantienen relaciones de infidelidad. ¿Ustedes lo sabían?, en todos los sentidos.

Los dedos no sólo han señalado a los que han pasado por los juzgados. En el seno de los grandes partidos han ido más allá del señalar y han llegado a designar. En el PP, Rajoy alzó su dedo y con un solo movimiento hizo dos cosas distintas, pero complementarias. Primero señaló a Juan Manuel Moreno Bonilla como próximo presidente del partido en Andalucía, y posible candidato en las autonómicas. Y con el mismo gesto, le fue a meter el dedo en el ojo a Cospedal. Dicen las malas lenguas que después hubo otro movimiento y que el presidente alzó el pulgar mientras miraba a Saenz de Santamaría, pero ese es otro dedo y otra historia.

En el seno socialista las cosas no han ido mucho mejor; Rubalcaba utilizó su dedo sabio para poner, al frente de la candidatura a las europea, a Elena Valenciano. Alfredo quiere a su guardia pretoriana cerca, para contener lo que pueda suceder tras la elecciones. No las tiene todas consigo y sabe que si no las ganan, mantener la secretaría general será harto complicado. De ser candidato ni hablamos. Pero lo que acongoja son los argumentos de su dedo. Dice Alfredo que Elena es la mejor preparada; recuerdo que la primera vez que la vi en una tertulia televisiva, pensé: “¿Por qué mandan a la madre del conserje, es que no tenían a nadie más?”. En fin, ellos sabrán.

Y para terminar tendría que hablarles de los premios Goya, gala en la que todos los dedos querían apuntar a Wert, pero como el ministro no acudió, simplemente se acordaron de él. De continuo. Se habló casi más del ministro que del cine. Pero me quedo con algo que no debemos perder de vista, el cine es cultura, pero no el mayor exponente de nuestra cultura, gracias a Dios. Alguien dijo que hacer cine a día de hoy es una heroicidad; a mí me da la sensación de que heroicidad hubiera sido que Wert hubiera ido a la gala, pero en España quedan pocos héroes. Sobre todo en entregas de premios porque los héroes están en casa, sacando adelante a sus familias con lo justo. Que dejen de llorar los actores, directores y demás, es cierto que antes, en este país, se hacían más películas al año, pero se hablaba de cuatro. Ahora se hacen menos y se sigue hablando de cuatro.

Podría hablar de Javier Bardem, de Joan Tardá, de Amaiur… Pero esos cuadran más con el dedo medio que con el índice, así que mejor lo dejamos.

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