Rugen las olas

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Objetivo CLM - Emilio Hidalgo
Lunes, 27/10/2014 | Región, Ciudad Real | Portada, Sociedad, Cultura, Política

Hay marejada, las olas alcanzan un tamaño descomunal y nos hacen sentir pequeños, pero no tenemos que sucumbir al desaliento. Por muy grandes que sean las olas, siempre habrá un espigón que resista sus envites. O eso espero.

 

Verán, el pasado invierno, en Galicia, se registró la ola más grande que ha azotado nunca las costas españolas. O al menos la más grande desde 1996, año en que se empezaron a recoger estos datos con medidas más fiables que el calcular a ojo. El zarpazo que dio el mar llegó a alcanzar los 27, 8 metros de altura, unos nueve o diez pisos. Ese gigante nació de una ciclogénesis explosiva, pero no ha sido el único que ha visitado nuestras costas este año, ni mucho menos. El anterior record, que lo tenía una ola que azotó cerca de Santander en 2009, ha sido batido en varias ocasiones. De hecho, nunca se había registrado un invierno con tres tormentas de este tipo ni con medias tan altas, en lo que a olas se refiere.

 

Cada día estoy más convencido de que todo, absolutamente todo está relacionado. El ser humano no ha llegado a comprender el mecanismo que interconecta el funcionamiento de nuestro mundo a todos los niveles; no sé si será una cuestión telúrica o si es más extensa; no sé si se limita a los que ocurre en nuestro planeta o si se puede aplicar a las energías que rigen este universo, puede que incluso otros. Y no voy a teorizar sobre ello ahora.

 

Lo que sí me queda claro, a mí, cada cual que llegue a sus propias conclusiones, es que los movimientos no son aislados y se dan en todo, más o menos al mismo tiempo. Dicho de otra forma, el mar no es lo único que está picado y generando olas enormes que rompen contra las rocas. Esto es algo más extenso y que afecta a muchas áreas de la vida.

 

Si quieren lo miramos por olas (lógicamente es una pregunta retórica, es mi reflexión y los voy a exponer por olas). Hemos tenido una ola brutal que partió de África, mató a miles de personas y llegó a tocar costas españolas y norteamericanas. Su nombre, ébola. Puede parecer que ya está, que se ha terminado, pero no es así. De ella se van a desprender otras olas. Las de responsabilidad política, que serán más pequeñas de lo que a algunos les gustaría, pero que intentarán fotografiar en contrapicado para que parezcan lo más grande de este mundo, que diría Bisbal. Habrá olas en el entorno sanitario – farmacológico, que moverán miles de millones porque, ahora sí, hay que dar con una vacuna contra esta enfermedad o conseguir una cura. Curiosamente, la ola de mayor calado sigue activa, pero como su actividad vuelve a limitarse a África, ha dejado de importar. Hasta el próximo caso, si es que se produce.

 

Sin embargo, la ola más curiosa, nacida de la primera, es la ola del pánico. Cuando cunde el pánico, incluso gente inteligente se puede comportar con tremenda estupidez, así que el que lo trae de serie… Veámoslo con ejemplos concretos. Hace unos días, Tori Spelling, actriz (según dicen), estaba trabajando en un rodaje cuando tuvo un ataque fuerte de tos. Muy fuerte. Casi se desmaya. Así que la llevaron al un hospital de Los Ángeles e iniciaron los protocolos por ébola. Sin fiebre ni contacto con gente infectada ni haber viajado a países de riesgo ni haber visto Tarzán. Resultó ser una bronquitis con principio de neumonía, que como todo el mundo sabe se puede confundir con ébola. Salvo si lo piensas tú y no el pánico.

 

No es el único caso. La actriz y cantante Ariana Grande ha cancelado su visita a España por miedo a contagiarse de ébola. Es lógico, no viene a España, donde ya no hay nadie infectado, para quedarse en los USA, donde hay dos casos confirmados y todavía intentan localizar a algunos de los que estuvieron en contacto con una de las contagiadas.

 

Me temo que a Ariana Grande lo que de verdad la ha alertado son las declaraciones de Ana Obregón, que afirma haber comprado dos trajes “anti-ébola” a través de eBay. Me imagino que los amortizará. No luchando contra la enfermedad, pero, quién sabe, lo mismo vuelve a sus posados veraniegos, cambiando el bikini por el traje de aislamiento biológico. Que le viene como anillo al dedo porque como es bióloga.

 

Hay otra ola de la que tendremos que hablar en el futuro, pero de la que nadie se atreve a pronosticar hasta dónde llegará, ola de corrupción. Claro que se ha estado formando, poco a poco, durante 30 años. Si eso le vamos a dar un tiempo, para ver quién es inocente y quién culpable. O para hablar de los no imputados, que a este paso van a ser menos.

 

Y ya se sabe a rio, o mar revuelto, ganancia de pescadores. Pero para ser pescador no basta con echar la caña.

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