Fantasmas, vampiros y zombis

Fantasmas, vampiros y zombis copan el panorama. Lo que pasa es que en lugar de los fantasmas de castillo y con cadenas, en lugar de los vampiros chupasangre y en lugar de los zombis que abandonan su tumba, este año tenemos otra variedad. Está el fantasma con carné de partido, que se iba de cacería y cerraba acuerdos millonarios con comisiones ilegales; tenemos el vampiro que chupaba de las cuentas públicas una pasta gansa o dejaba seca su tarjeta black, para luego chupar del cubata en un bar, todo a costa del cliente de Caja Madrid – Bankia. Y tenemos el zombi político que fagocita influencias, blanqueos y corruptelas varias, pero que sobre todo se come la confianza del ciudadano sin importarle nada que no sea su persona.

Esto tiene una parte buena, a pesar de todo. El fantasma de moda es corpóreo, no etéreo, y se le puede engrilletar y meter en la cárcel. Incluso se puede llevar un guantazo en plena jeta, que no quita corrupción, pero desahoga mucho. El vampiro de moda es más fácil de localizar que el tradicional, no hay que ir a una catacumba a rebuscar entre ataúdes, bastaba con mirar en los sillones de alcaldías, diputaciones, congreso…, y hoy en día casi todos están en los juzgados o en la cárcel. Además, estos no sólo se reflejan en los espejos sino que les gustaba salir en pantalla. En cuanto a los zombis, estos también huelen, pero no a muerto y mientras el zombi de toda la vida tenía sus ropas hechas girones, estos van impecables. A ver si el traje de preso se lo hacen también a medida.

Otra ventaja más, a los monstruos de pesadilla no se les podía pedir que devolvieran nada, pero a esto sí. Y hay que hacerlo, con intereses.

Aquí el problema real es que hace falta un profesor Van Helsing que entre a saco en el templo de los seres de pesadilla y no deje títere con cabeza. Entiendo que no se quiere acabar con la carrera de nadie que, a la postre, pudiera resultar inocente y a la que después haya que restituir su honor. Pero también entiendo que es más fácil disculparse con una persona que con todo un país y es más sencillo lograr recuperar la imagen de un individuo que de todo un Estado.

Si no cambian sus miras y el rumbo de sus naves ni Rajoy ni Sánchez van a ser nuestra Buffy Cazavampiros

Parece mentira, pero todavía se enzarzan en la odiosa comparativa para saber quién tiene más mierda que barrer. Al PP le ha estallado en la cara la operación Púnica y va a ser muy difícil separar el grano de la paja. No todos los políticos del PP son corruptos, pero ahora mismo es la imagen que están dando y la indecisión de su líder para tomar medidas o alargar los plazos, no ayuda a nadie. Tampoco son corruptos todos los socialistas, les ha tocado de refilón la última de ladrones y bastante tiene con los imputados por los ERE´s de Andalucía, pero Pedro Sánchez debe ser contundente y no sólo por la corrupción. Necesita mostrarse como un líder, sin tener que pedir permiso a Susana Díaz para ello.

Los casos que abochornan a España también han salpicado a Izquierda Unida, pero de una manera tan tenue que ni siquiera necesitan dar explicaciones; la justas en todo caso, que si alguien que ya no es, que si una empresa que nombramos pero no es del partido. Poca cosa a priori, que si suma algún salpicón más puede empezar a ser un gran escollo.

Lo dije la pasada semana, a rio revuelto, ganancia de pescadores, pero no basta con echar la caña porque las aguas pueden volver a su cauce y la memoria de este país es muy corta. O el enfado dura poco; somos una nación con el temple de una gaseosa, si nos agitan todo es espuma, pero con un poco de reposo volvemos a nuestra área de confort.

Lo que pasa es que el mismo principio nos enseña que una agitación excesiva puede hacer saltar la tapa y entonces, si llegamos a ese extremo, van a ser más que aguas revueltas y más que un geiser de indignación. Esta es la gran labor de Podemos, verse como alternativa y mantener la presión, como el genio de la lámpara, encerrada en su recipiente. Lo dijo Pablo Iglesias en una entrevista reciente, estando como está el patio no interesa presentarse a las municipales y que surja algo escandaloso en las propias filas o la gente podría pensar que son lo mismo. Este razonamiento también podría ser la mejor defensa de los grandes, que haya vampiros, zombis y fantasmas entre ellos no quiere decir que todos sean monstruos, pero son tan parecidos a la gente honrada que a ver quién se fía.