Esta semana, a pesar de haber tenido Debate sobre el Estado de la Nación, me propongo hablar de otras cosas que, si bien no tienen relación directa, podemos decir que se tocan en algunos puntos. En unos de forma tangencial y en otros como dos trenes de mercancías circulando por la misma vía, pero en direcciones opuestas.
Déjenme que comience haciéndome, la comparto con ustedes, una pregunta; ¿quién elige a un verificador y con qué método? Empecemos aclarando que un verificador es aquel que tiene la misión de dar testimonio de veracidad de algo. Pero de dar testimonio basado en cierto empirismo, no sólo hacerlo como Manolo y Benito, en Manos a la Obra, que llegaban a hacer una ñapa y decía: “¡Visto! Humedad en moldura de escayola”. Y después, si eso, ya la arreglarían o la dejarían peor. Los verificadores enviados por Europa para, valga la redundancia, verificar, certificar y dar testimonio de que ETA tenía intenciones claras de inutilizar su arsenal, son de la misma escuela que Manolo y Benito. Si me apuran, son de la misma escuela y además los alumnos menos aventajados de la clase.
A mí, personalmente, no se me ocurriría enviar a un fontanero –con todos mis respetos a los fontaneros- a verificar que un trasplante de córnea está correctamente hecho. Más que nada porque no es su campo; porque seguramente se la pueden colar, ya que no entienden de cirugía ocular. Pues eso es precisamente lo que ha pasado con los verificadores europeos. Según se bajan del coche les esperan dos encapuchados, que ya de por sí impresiona, y los llevan corriendo a una sala cutre, con una mesa cutre sobre la que descansa el inventario armamentístico de Espinete. Ellos echan un vistazo y dicen aquello de “¡visto! Un revolver, dos pistolas, un fusil, 300 balas y 100 gramos de algo que puede (o no) explotar”. Después de que los asesinos les doraran la píldora con frases como “¡qué bien cuentan ustedes! Y en inglés y todo, oiga”, metieron las armas en una caja de cartón. ¿Del malo? No, corrugado, del 14 y con doble capa. Y se las volvieron a llevar.
Dicen que uno de los verificadores, salido del asombro de ver aquellos ojillos juguetones por los agujeros del pasamontañas, preguntó: “¿Y con esto ustedes hacían tentativas de esas?”. A lo que un etarra respondió: “Sí, tentativas e incluso atentados; mire, mire”; y le pusieron un vídeo de Valencia en Fallas que terminó por convencer a los verificadores.
Estos mentecatos se han creído tan preparados para verificar el desarme de esta basura, que incluso se permiten acusar al Estado de, y cito textualmente, “falta de respaldo institucional al inicio del desarme”. A lo mejor quieren que les subvencionemos este tipo de sainetes, para que, después de tomarle el pelo a los verificadores, puedan tomarse un vino de honor. O un chacolí.
No sé si los verificadores querían asegurarse de que los terroristas abandonan la lucha armada o de que somos imbéciles con mayúsculas. Pero a buen seguro que esto último, lo tendrán claro después de ver las encuestas más recientes, que dicen que los españoles confían más en Europa que en el Gobierno para salir de la crisis. No busquen dobles sentidos. Las encuestas dicen que los españoles confían más, en que las medidas dictadas por Europa saquen a España de la crisis, que en que las medidas del Gobierno español alcancen tal objetivo. Solo le veo un problema a esto, que las medidas que ha adoptado por nuestro Gobierno, han sido animadas, y en algunos casos exigidas, por Europa; que es Europa quien ahora tumba esas medidas y nos obliga a retroceder un poco y, sobre todo, que es Europa quien alienta, permite y está detrás de los especuladores que, cada dos por tres, juegan con nuestra bolsa y se forran a nuestra costa. Hoy por ejemplo van a ver si apean al IBEX 35 de los 10.000 puntos y recuperan sus ganancias para acabar el mes. El lunes empezamos marzo con leves subidas y a seguir.
¿Cómo podemos continuar jugando al juego que dictan los que dirigen este continente? Aquellos que nunca consideraron a ETA como un grupo terrorista, mandan a unos iluminados para que nos digan que una mesa, con menos arsenal del que llevaba el Equipo A en su furgoneta, es la prueba de que nosotros somos el mayor obstáculo, para que los que nos han asesinado durante décadas entreguen sus armas y no vuelvan a matarnos. Me parece tan vomitivo… ¿Y esta gentuza es la que nos va a sacar de la crisis? Claro, con nuestro dinero a buen recaudo, como las armas de ETA, en una caja de cartón y cerrada con cinta aislante.
Sólo hay, en esta semana, una cosa que me dé más pena; se ha ido la mejor guitarra del mundo y sus notas se notarán en el eco de la ausencia. Maestro Paco de Lucía, descanse en paz.
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