Trenes, aviones y tiempo

Trenes, aviones y tiempo
Emilio Hidalgo
Lunes, 17/03/2014 | Región, Nacional | Portada, Sociedad, Cultura, Política, Opinión

Hoy, ya se lo anticipo, no nos vamos a poner de acuerdo, comenzando por los que serían los temas pilares de la semana. Hay tanto en el candelero que es difícil elegir las velas justas. Entre fianzas y finanzas; paro e impuestos; la semana de la desaparición de un avión y la década de la desaparición de nuestra calma… Estamos perdidos entre tanta actualidad.

Empiezo a creer que no existe un gobierno, en todo el mundo, que permita que pueblo y verdad convivan en el mismo plano. No es algo de ahora, es algo que viene de largo y que no tienen estación termini. Acabamos de pasar el décimo aniversario del 11 M y me ha quedado claro que está prohibido decir que no sabemos toda la verdad. Por momentos he vuelto a oír a los viejos fantasmas del pasado, aquellos que señalaban y tildaban de traidores y asesinos a los que tuvieran el valor de decir que en todo lo sucedido había cosas que no cuadraban. Que me llamen lo que quieran, pero aquí hay cosas que no cuadran.

Más allá de la polémica desatada con las teorías conspiratorias, con aquello de si ETA tuvo o no tuvo algo que ver y si la autoría de los atentados fue, única y exclusivamente, del terrorismo islámico, más allá de esto, digo, nadie nos ha aclarado qué sucedió con Francisco Javier Torronteras. ¿Se acuerdan de él? Fue la víctima 192 de aquellos atentados, según algunas listas, porque realmente falleció en abril de 2004. Torronteras era el único GEO que murió en la explosión del piso de Leganés. En Internet sólo hay una fotografía de él, vestido de uniforme, y el resto es especulación y misterio.

Poco después de que fuera enterrado, uno o varios individuos profanaron su tumba, destrozaron sus restos y los quemaron. Aquello arrojó muchas dudas sobre quién, y sobre todo por qué, había cometido semejante barbaridad. ¿Qué había que esconder de la muerte de Francisco Javier Torronteras, o en ella?

Por aquel entonces, ya pasadas las elecciones generales que más han marcado la historia reciente de este país, el ministro  de Interior, José Antonio Alonso, afirmó que pronto se detendría al responsable o responsables de aquella profanación. Y luego el silencio.

Diez años después no sabemos nada de quién violó la tumba de aquel GEO; no sabemos nada del propio GEO y ni siquiera hemos oído que su viuda o su familia den ruido pidiendo el esclarecimiento de lo ocurrido. Es más, la última vez que escuchamos hablar, al menos yo, de Nuria Manzano, esposa del finado, fue en 2007, cuando a éste se le concedió a título póstumo la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Por entonces y aún sin saber quién había destrozado los restos de su esposo, Nuria dijo: “espero que la Justicia me ayude a decirle a mis hijas que, por fin, este terrible episodio de nuestras vidas tendrá el más justo de los desenlaces”. Y después el silencio.

Ya ven ustedes por donde voy. Pero es que el mismo principio podemos aplicarlo al avión malasio desaparecido. Que no es que el niño haya perdido las llaves de casa, es que en este planeta, que se supone explorado y conocido, se ha perdido un avión con más de 230 personas. El gobierno malasio se empeña en que ha caído en la selva o en el mar o se lo ha tragado el kraken, pero desde luego en la zona que ellos señalan. El hecho de que los satélites y radares de otros países contradigan sus afirmaciones no les echa para atrás; el hecho de que los móviles de los viajeros sigan dando tono no les hace replantearse lo que tiene visos claros de ser una torpe mentira.

Seguramente algunos habrían preferido que hablase de la tremenda fianza impuesta a Magdalena Álvarez, por su implicación en el caso de los ERE de Andalucía. O que comentase la intención de la juez Alaya de embargarle el sueldo a esta señora, un sueldo de 22.000 euros al mes. Pero esta semana me llamaba más la mentira en la que vivimos.

Te puede interesar

Agregar comentario

Plain text

  • Etiquetas HTML permitidas: <strong>
  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
CAPTCHA
Queremos saber si es un visitante humano y prevenir envíos de spam
By submitting this form, you accept the Akismet privacy policy.