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    Lucía Ballesteros Ruiz
    Critica Social

Turismo de cultura y naturaleza

Lucía Ballesteros Ruiz

Turismo de cultura  y  naturaleza
Parador nacional de Almagro
Lucía Ballesteros Ruiz
Domingo, 30/03/2014 | Región, Ciudad Real | Portada, Cultura, Medio Ambiente, Economía, Turismo

Que el turismo es una de las principales fuentes de ingresos en España nadie lo cuestiona. Pero el turismo como todo en la vida también tiene un origen en el tiempo y así la Red de Paradores Nacionales de España está de celebración. Cumple 85 años.

En sus albores, allá por el año 1910, se inició como un diseño  turístico  y en la actualidad consta de 94 establecimientos diseminados por toda la geografía española.

El impulsor de este pensamiento fue José Canalejas, por entonces jefe del Gobierno de España. Canalejas solicitó al marqués de la Vega-Inclán la puesta en marcha de un sistema hotelero, que hasta ese momento no existía en el país, con el fin de alojar a los excursionistas y viajeros y que, a la vez, lanzara la marca España al resto de los demás países.

El primero de ellos fue el de Gredos, inaugurado en inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1928. Le siguieron el de Oropesa en Toledo y Úbeda en Jaén, Ciudad Rodrigo en Salamanca y Mérida en Badajoz.
En el Parador de Gredos, también se gesta una parte importante de la historia de España.

En sus salones se dan cita, en 1933, José Antonio Primo de Rivera y las juntas territoriales para sentar las bases de lo que sería Falange Española.

Y en 1978 se congregaron en su salón denominado Salón del Silencio, los Padres de la Constitución para redactar el proyecto definitivo de la actual Carta Magna.

En la actualidad este salón mantiene intacto los enseres que viene a recordar un momento trascendental de nuestra historia contemporánea. 

Aquella primera construcción desató el frenesí de inauguraciones que sólo fue detenido por la Guerra Civil. 

En la década de los 60, con Gregorio López Bravo en el Ministerio de Industria y Manuel Fraga en el de Información y Turismo hacen entrar a paradores en un periodo de definitiva consolidación.

Bajo el mandato de pone en marcha un nuevo marco legislativo cuya pretensión es regular el incremento turístico. Para dar a conocer esta nueva etapa de Paradores se llevan a cabo acciones como la como la I Asamblea del Turismo celebrada en 1964 o la mejora de las comunicaciones y así, en 1966, se inauguran 16 paradores.

En los años 90, Paradores se instituye en Paradores de Turismo de España, S.A, de titularidad pública y con Patrimonio del Estado como único accionista.

Así, con esta fórmula , castillos,  palacios, conventos, monasterios, hospitales, construcciones  defensivas y  casas señoriales se convierten en centros de turismo de primer orden.

En la provincia de Ciudad Real contamos con dos Paradores Naciones, uno en Almagro y otro en Manzanares.

Dos rincones para conocer el paraje, la historia y la gastronomía manchega de primer orden.

El parador de Almagro fue en otro tiempo El Convento de San Francisco, mandando levantar en 1596  por la familia Dávila de la Cueva .Se encuentra enclavado en un pago histórico  artístico de gran interés. Brinda al viajero la posibilidad de mostrar los rincones más  hermosos de esta villa y los  espacios naturales de los alrededores, entre los que destaca Las Tablas de Daimiel. Sus estancias interiores son agradables  destilando un aire de elegancia y sosiego. Cuenta con 14 patios interiores, un magnífico  jardín y  piscina.

Antiguas celdas monacales convertidas en habitaciones, contribuyen a la quietud y tranquilidad de cuerpo y alma. Bellas galerías, madera y celosías completan la ambientación interior. En el restaurante, el tradicional recetario manchego se acompaña de influencias árabes, entre ellas podemos citar el pisto manchego, las migas, mojete, el tiznao y la berenjena de Almagro.

Por su parte el Parador de Manzanares surge de una finca ajardinada de carácter manchego. Nace entre los parques naturales de Cabañeros, las Lagunas de Ruidera y las Tablas de Daimiel.
Arbustos, jardines, árboles y plantas empapan de cetrino este ambiente, que junto con su piscina, transforma este espacio en un lugar envidiable del paisaje manchego.

Estancias comunes y habitaciones comparten muebles de madera, sillas de cuero y lámparas con apliques de forja configurando., así, un atmósfera amable y acogedora.

Su oferta gastronómica pasa por  las migas ruleras, las gachas, los galianos manchegos, los duelos y quebrantos, el tiznao de bacalao, el mojete de conejo y la caldereta manchega.

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