La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) acogió ayer la presentación oficial de la Fundación Miguel Fisac, una entidad dedicada a conservar y difundir la obra del arquitecto manchego, considerado una de las figuras esenciales de la arquitectura española del siglo XX. El acto, celebrado en la Sala de Conferencias de la tercera planta de la ETSAM, reunió a estudiantes, representantes institucionales y miembros del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE).
Bajo el título 'Fundación Miguel Fisac. Conservando y difundiendo su legado', el encuentro fue organizado por el CSCAE, el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) –desde su demarcación de Ciudad Real– y la propia ETSAM. La elección de la sede no fue casual, ya que el archivo completo de Fisac –único en España por su dimensión y coherencia– atrae cada año a investigadores y doctorandos.
José Antonio González Baos, presidente de la Demarcación de Ciudad Real del COACM, explicó que el propósito del acto era que los estudiantes no conocieran a Fisac “de oídas”, sino que comprendieran la magnitud de un legado que se conserva íntegro en Ciudad Real y que es “un archivo fundamental para la investigación arquitectónica”. La coincidencia con la víspera de la Asamblea General Ordinaria del CSCAE permitió además la asistencia de consejeros y representantes de los 50.000 arquitectos que ejercen la profesión de forma colegiada en España.
El director de la ETSAM, Javier Francisco Raposo, abrió el acto recordando una frase de Fisac: “La regla de la arquitectura es hacer las cosas con amor y proporción”. Con ella, subrayó “el espíritu del trabajo de la Fundación, que no solo conserva un legado único, sino que lo difunde con rigor y sensibilidad”.
La presidenta del CSCAE, Marta Vall-llossera, destacó que “Fisac nos enseñó que la arquitectura debía estar al servicio de las personas” y que la Fundación, al preservar y transmitir su memoria, ofrece la oportunidad de acercarse a “una obra que sigue interpelándonos y que continúa teniendo algo que decir”.
José Antonio González Baos relató la historia de la Fundación, explicando cómo el archivo llegó a Ciudad Real gracias al empeño de Ramón Ruiz-Valdepeñas, quien logró que el arquitecto depositara allí toda su obra. Recordó la segunda etapa marcada por Diego Peris, responsable de organizar y estudiar en profundidad los fondos, impulsando la edición anual de volúmenes monográficos desde 2020. Y señaló el futuro inmediato con David García-Manzanares, quien asumirá la presidencia en enero: “David tiene muy claro hacia dónde debe evolucionar la Fundación. Aprovechará las nuevas tecnologías y las redes sociales para hacerla más participativa y para lograr una divulgación más amplia de la obra de Fisac”.
Los asistentes pudieron ver un vídeo que explica cómo el arquitecto cedió en 2005 todo su fondo documental –proyectos, correspondencia, biblioteca personal, fotografías de época y objetos de trabajo– con la idea de “poner en uso” el legado.
En su intervención final, David García-Manzanares reflexionó sobre el sentido de custodiar un archivo arquitectónico: “La arquitectura aspira a la atemporalidad” y las formas de los arquitectos “siguen interviniendo en el mundo incluso cuando ellos ya no están”. Defendió que conservar un legado es “un acto de justicia hacia el futuro” y describió los fondos de la Fundación –planos, proyectos, memorias, fotografías, biblioteca personal, prensa, correspondencia y objetos de trabajo– como una auténtica gramática de la arquitectura.
García-Manzanares destacó que la labor de la Fundación consiste en activar el archivo mediante exposiciones, congresos, conferencias y publicaciones como los seis libros editados hasta hoy, dedicados a la fotografía, el mobiliario, el espacio religioso, la vivienda, los espacios culturales y las características “pieles y huesos” de la obra de Fisac: “La arquitectura que aspira a permanecer es la que más se entrega al presente, la que se deja reinterpretar y volver a preguntar por cada generación”.
El acto contó también con la presencia de Elena Guijarro, decana del Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha, que respaldó la relevancia patrimonial y académica de los fondos Fisac para la región.
La presentación permitió recordar la dimensión de Miguel Fisac, nacido en Daimiel en 1913 y considerado uno de los arquitectos españoles más influyentes del siglo XX. Su obra, reconocible por el tratamiento innovador del hormigón, las “pieles flexibles” y las estructuras de “huesos”, obtuvo reconocimientos como la Medalla de Oro de la Arquitectura y el Premio del Instituto Eduardo Torroja.
La Fundación Miguel Fisac culmina así su presentación institucional reforzando su propósito esencial: custodiar, estudiar y difundir el legado de un creador irrepetible, ofreciéndolo como herramienta viva para comprender el pasado, iluminar el presente y proyectar el futuro de la arquitectura española.












































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