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    Fidel Piña Sánchez
    Arquitecto

El trasero de la señora y la teoría de la elasticidad

Imagen: harwitumharwitum.blogspot.com.es
Fidel Piña Sánchez | Arquitecto
Jueves, 29/09/2016 | Región | Portada, Cultura, Ciencia, Tecnología

Uno de mis libros favoritos es “Resistencia de Materiales”, escrito en la primera mitad del XX por un tal Timoshenko, catedrático de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California. En el libro se desarrolla la base científica del cálculo de estructuras, que reside en la Teoría de la Elasticidad. Según esta teoría, si no se sobrepasa un cierto valor de rotura, los materiales recuperan su forma cuando cesa la fuerza que los perturba. Algo así como “según me comprimes, así me descomprimo (ut tensio, sic vis). Habitualmente no percibimos esas deformaciones porque son muy pequeñas: el suelo de la sala se deforma bajo nuestro peso, el tablero del puente se deforma bajo la carga del tráfico de hora punta, y hasta las montañas se deforman bajo las pisadas de los excursionistas. Y todo, en general, recupera su forma inicial.

La verdad incuestionable de esta teoría la pude comprobar hace años en Egipto. Todo el recorrido hasta acceder a la cámara principal de la pirámide de Keops, en Guiza, es ascendente. Funcionando las cosas como lo hacen en aquel bonito país, el único control que el turista encuentra en el monumento es un guarda que comprueba el ticket de entrada, y otro guarda, al final del recorrido en la Cámara del Rey, que se asegura que el personal no cometa vandalismo a la vez que, por unos pocos dólares, le saca una foto a quien quiera meterse dentro de un sarcófago de granito rojo. El recorrido comienza en una estrecha galería de unos 25 o 30 metros, de unos 60 centímetros de anchura por unos 80 de altura y con la dificultad añadida de estar en pendiente ascendente. El ambiente es oscuro y con exceso de humedad de condensación por los numerosos turistas que el monumento soporta.

El caso es que me encontraba en esa parte del recorrido cuando vi venir hacia mí el enorme trasero de una señora que bajaba la galería de espaldas _de culo, vamos. Siendo como era un punto intermedio del recorrido, parecía que ninguno de los dos estábamos dispuestos a desandar lo andado: ella no quería subir, y yo no quería bajar para ceder el paso. De nada sirvieron mis gruñidos ni mis”excuse me, Madam”. Durante unos segundos, su trasero y mi cara se quedaron encajados y comprimidos entre aquellos escasos centímetros de piedra húmeda.

Creo que sólo la Teoría de la Elasticidad evitó que yo muriera aplastado por aquella enorme masa. Bueno, … eso y también la ayuda de un grupo de compatriotas que me empujaron desde atrás adivinando lo que se les venía encima.

Fidel Piña Sánchez. Arquitecto | www.fidelpina.wordpress.com

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