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    Fidel Piña Sánchez
    Arquitecto

El Metro Aéreo de Chicago

El Metro Aéreo de Chicago
Fidel Piña Sánchez | Arquitecto
Lunes, 10/10/2016 | Nacional | Portada, Sociedad

No se si fueron las muchas películas en las que aparece las que me incitaron a viajar en él o si, por el contrario, hacerlo me condicionó a que aquellas me gustasen más. El metro aéreo de Chicago está presente en Risky Business, donde Tom Cruisse tiene un affair con Rebecca de Mornay; también aparece en El Fugitivo, donde Harrison Ford escapa de Tommy Lee Jones; y también aparece en Alta Fidelidad, junto a John Cussack y una espectacular banda sonora de clásicos del rock. En todas estas películas, el metro es un protagonista más en los títulos de crédito.

Cuando en los años 90 las autoridades municipales de Chicago decidieron remodelar su metro aéreo _ellos lo llaman EL, abreviatura de “Elevated”_ no imaginaron que un movimiento vecinal iba a emprender una dura campaña en su contra. El Ayuntamiento alegaba que mantener estaciones de madera en una ciudad de veranos muy húmedos e inviernos en los que durante 5 meses se acumulan más de 30 cm de nieve era obsoleto, poco funcional e incluso incómodo para los viajeros. Y quizá no les faltasen argumentos.

Sin embargo, para los empleados y vecinos del centro _el Downtown_ aquel ferrocarril vetusto y algo sucio era una parte importante de su Historia y la de Estados Unidos. Había estado vinculado al desarrollo de los rascacielos y los edificios en altura, y también a la época de la Ley Seca, los gangsters y Al Capone, dándole a Chicago aquél aire misterioso y diferente. No querían que aquello que había caracterizado una comunidad se perdiera. Opinaban que trasladarse por entre edificios de oficinas, a casi 10 metros de altura era una sensación especial. E imagino cuan orgullosos se debían sentir los empleados de aquellas oficinas al asomarse por la ventana y ver pasar el traqueteante y ruidoso ferrocarril que daba carácter al lugar, haciéndolo verdaderamente único.

Tras mucho batallar, aquél movimiento vecinal consiguió cambiar los planes municipales y hoy el metro aéreo de Chicago es un monumento más, como lo son la espectacular Torre Sears o las casas del arquitecto Frank Lloyd Wright en el barrio de Oak Park.

Quizá deberíamos aprender algo de aquellos ciudadanos de Chicago, que pensaron que conservar edificios o instalaciones antiguas era un signo de cultura y de sensibilidad con la Historia. Aquí, sin embargo, derribamos murallas centenarias en las rondas de las ciudades porque no casan bien con la especulación inmobiliaria. Triste.

Fidel Piña Sánchez. Arquitecto. www.fidelpina.wordpress.com

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