Que Pablo Iglesias, líder del Partido Podemos va a dar muchos días de gloria, rosas y vino no es nada nuevo bajo el sol.
Pablo Iglesias ha dicho que no se imagina como concejal o alcalde, que no tiene formación para ello.
El profesor universitario en su egocentrismo no se ve capacitado para empezar a construir desde los cimientos sino desde el tejado. O tal vez piense que Europa nos queda tan lejos que ser eurodiputado es como ser una asignatura “maría” en la carrera.
No se equivoque el S. Iglesias que Europa es la que marca las directrices de los países que la componen y ser Eurodiputado no es puesto baladí ni se puede tomar a la ligera.
No se considera populista pero aboga por la nacionalización de algunas empresas, apuesta por reglamentar la entrada de políticos en la empresa privada; es de desear que no siga la senda del político Willy Meyer que una vez elegido parlamentario andaluz nombró Directora General de la Vivienda a su hija.
Aboga por una renta de 650 euros para todos sin que para ello prime condición alguna. Dado que esta propuesta beneficiaria a todos los habitantes de un país "por el mero hecho de serlo”; esta brillante idea supondría un veinticinco por ciento del Producto Interior Bruto y supondría subir el IRPF, es medida tan popular en España, y luchar contra el fraude fiscal; ahora que ya hemos convertido en Ley implícita una costumbre de tantos años vamos a renunciar a ella. Dios o quien quiera que sea le oiga, porque va a hacer falta un milagro para erradicar la picaresca fiscal.
La genialidad costaría entre doscientos y doscientos cincuenta millones de euros, con un déficit disparado y una deuda descontrolada no parece que sea tarea fácil.
Otro factor a tener en cuenta que esta renta por pequeña que pueda llegar a ser induciría a desincentivar el trabajo. Así en una familia con varios miembros con el importe de la renta básica y un trabajillo de vez en cuando no sería necesario trabajar.
También apuesta por expropiar las viviendas vacías y legitimar la ocupación. Lo que no indica es quien correría con los gastos corrientes de esas viviendas.
Asimismo ampara el impago de hipotecas, las moratorias, condonacio0nes, quitas y dación en pago. Todos estos preceptos influirían en la solvencia del sistema financiero y por ende en el propio Estado.
El alquiler social es otra de sus pretensiones junto con la creación de nuevas cargas a los contribuyentes.
Todas estas medidas no tienen por que ser gratuitas sino financiadas por los contribuyentes previo pago de más impuestos.
Ante tan brillante exposición de programa político no se sabe que es mejor si que la ignorancia es temporal y la estupidez es para siempre o que los grandes políticos deben su reputación, cuando no a la pura casualidad, a circunstancias que ellos mismos no podían prever.
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