Cualquier acontecimiento que se ha producido en el mundo desde su origen ha tenido, como cualquier obra literaria, un principio, un nudo y un desenlace
Principio, nudo y desenlaceObjetivo CLM - Lucía Ballesteros Cualquier acontecimiento que se ha producido en el mundo desde su origen ha tenido, como cualquier obra literaria, un principio, un nudo y un desenlace. El ser humano no iba a ser una excepción dentro de esta obra. El ser humano con su intelecto puede generar el bienestar o la desgracia del otro. Esta asignación de roles ya los definió, en parte, Calderón de la Barca en su obra “El gran teatro del mundo”. El autor es un papel más dentro de la obra que asigna a los demás personajes sus papeles: el pobre, el rey, la discreción, la hermosura, el rico, el labrador y el niño. A cada personaje le dota de una singularidad propia; así al pobre no le entrega nada, al rey la púrpura y el laurel, al labrador el azadón, a la hermosura un ramillete de flores, al rico joyas y a la discreción cilicio y disciplina. Esta exposición bien pudiera ser válida para la historia de un país. Las obras que acompaña una línea histórica en su inicio encaja a los actores o personajes y emplaza la historia en términos de tiempo y espacio. En el gran escenario de nación los personajes que salen a escena son los ciudadanos y los políticos. Ambos emprenden la representación de la obra. En el germen de la misma cohabitan por igual incertidumbre y esperanza. Los políticos, que aventajan el pueblo, porque son los depositarios de la información empiezan a tejer su tela de araña a la par que ponen a buen recaudo su persona, hay que salvaguardar la piel al precio que sea. Utilizan un vocabulario ampuloso, vacío de contenido, enrevesado, zalamero y todos boyantes, ufanos porque no sólo seremos los mejores sino que llegaremos los primeros a cualquier meta que nos propongamos. Con el tiempo disfrazamos de “normalidad” los acontecimientos, nos presentamos como padres de la modernidad, de la prosperidad infinita, de la bonanza perpetua y proseguimos tejiendo la tela de araña que cada vez es más tupida. El pueblo aplaude a rabiar, por fin han llegado los redentores, se acomoda, se deja envolver por el canto de sirenas y pone mente en letargo sine die. Persistimos en seguir declamando nuestra obra y así es como llegamos al nudo de la misma. Los personajes, es decir, pueblo y políticos dejan de ser una simbiosis henchida y bienaventurada y se van engendrando los primeros desafectos. Los días de vino y rosas dan paso a los del pan y cebolla. Los personajes persiguen objetivos, buscan respuestas, intentan superar obstáculos, lidian, aún sin gustarles el arte de Cúchares, con la intrigan. Nos acercamos al desenlace. El pueblo está asqueado, los políticos se tiran a la yugular, el esperpento cotiza en el país a niveles que ni el propio IBEX 35 llegaría a alcanzar en Bolsa. En una obra en este punto, los objetivos se logran, las preguntas se contestan y los temas y suposiciones se confirman. En este recital de despropósitos los objetivos han fallado, las preguntas han quedado sin respuesta, sólo quedan en pie que los temas y las suposiciones se confirman. Y todo ello porque desde los orígenes cimentados la esperanza y el nuevo amanecer con materiales fatigados, con mimbres de ínfima calidad… Eso sí, hemos evolucionado tanto que hemos retornado al siglo XIX donde el pucherazo estaba a la orden del día y los políticos no se entendían los unos con los otros ni siquiera dentro de sus propias filas. Acaso porque ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil. Y probablemente Está visto que la integridad, unida a la inteligencia metódica, no se desea en ninguna parte, ni siquiera en las prisiones o la administración. O como diría Cicerón “La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.” |
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