Norte y sur

¿ Quién no recuerda la famosa serie televisiva Norte y Sur?. En ella se nos narraba la historia de dos jóvenes norteamericanos que se conocen en la academia militar de West Point. Uno de ellos procede de Pensilvania, de una familia bien situada. El otro procede de las plantaciones del sur. Llegan a ser grandes amigos pero la Guerra de Secesión entre norte y sur, en la que toman parte en bandos opuestos pondrá a prueba su amistad.

Más de dos siglos después el Norte y el Sur acecha no ya sobre un país concreto sino todo en mundo.

La desigualdad entre los países ricos y los países pobres no radica en la edad del país.

Existen naciones como Egipto o India cuya existencia  se remontan a más de dos mil años y, sin embargo son pobres.

Otros, por el contrario, como Canadá, Australia y Nueva Zelanda apenas balbucean y son opulentos y  boyantes.

Tampoco podemos decir que desemejanza entre unos y otros provenga de los recursos naturales que detenten. Ejemplo de ello puede ser Japón cuya superficie es en un ochenta por ciento montañosa porque lo que la invalida para la agricultura la ganadería y está situado como la segunda economía mundial.

Basa su desarrollo importando materia prima de todo el mundo y exportando productos manufacturados.

Suiza no cultiva cacao y, aún así,  su chocolate es de superior calidad. Dedica apenas cuatro meses al año a la cría de ganado y a la agricultura y sus lácteos son de insuperable categoría.

¿Dónde radica entonces la diferencia?. La podemos localizar en la cota de conciencia del pueblo. La mutación del discernimiento debe ser el objetivo primordial del Estado en todas las escalas de su poder.

Educación y cultura han de ser referentes en las conciencias colectivas y se han de articular en torno a los sempiternos valores de la sociedad: moralidad, espiritualidad, la ética como valor supremo, la integridad, la responsabilidad, el respeto a las leyes y reglamentos, el respeto por el derecho de los demás ciudadanos, el amor al trabajo, el esfuerzo por la inversión, el deseo de superación y la puntualidad.

Cerciorarse de que existe algo desencaminado no tiene porque suscitar apatía; sino que ha de ser fuente de fuerza viva para su encarrilamiento. La causa debe ser con la sociedad y no con la clase política que no deja de ser un lamentable efecto. Si entre todos somos capaces de andar  por esta senda  podremos decir que hemos alcanzado la excelencia.

Ya lo dijo Martin Luther King: “ No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más preocupa es el silencio de los buenos”. 

Y unas veces desde la omisión, por que así interesa, y otras desde la publicidad, no siempre bien recibida Cáritas Españolas trabaja más allá de nuestras fronteras para dignificar al ser humano. Por esa labor ha recibido junto con la Fundación Fidel Götz  el premio “Mujeres cultivadoras del desarrollo”.

Han recibido este galardón en base a un proyecto realizado en Nicaragua para impulsar la agricultura familiar, encabezado por mujeres campesinas  y al que se han acogido doscientas setenta familias.

Esta iniciativa se viene realizando desde hace más de año y medio en las zonas más pobres del país y gracias a ella las familias han podido ampliar sus huertos, mejorar su producción y recuperar variedades oriundas, ahora cultivan: maíz, frijoles, zanahoria, cebollas, pimientos, rábanos y repollos; y lo hacen de manera ecológica.

Con ello han conseguido reducir las tasas de desnutrición sobre todo en los niños y en los ancianos.

Son muchos los proyectos y las personas que dedican su tiempo a ellos, ya sean láicos o religiosos,  ¡pero es tanta la miseria y tantos los intereses creados!. 

El emperador Marco Aurelio decía “ La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia."
¿Está el hombre preparado para ser sabio?. ¿ Es sabio y lo ignora por conveniencia?.

De vez en cuando la madre tierra deja al descubierto sus entrañas para propagar a los cuatro puntos cardinales que sólo estamos de paso, que no somos infalibles, que apenas somos una pequeña hoja que el más nimio de los soplos nos deja el cuerpo y el alma hecho jirones. Conviene recordar el refrán que dice “ Cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque, ten paciencia.”.