El ser humano desde tiempo inmemorial ha peregrinado en pro de la perfección. Ha porfiado tanto en conseguirlo que ha llegado a desvestirlo de su verdadero significado y se inclina, cada vez, más por descubrir y atrapar la cuadratura del círculo
Camino de perfecciónObjetivo CLM - Lucía Ballesteros El ser humano desde tiempo inmemorial ha peregrinado en pro de la perfección. Ha porfiado tanto en conseguirlo que ha llegado a desvestirlo de su verdadero significado y se inclina, cada vez, más por descubrir y atrapar la cuadratura del círculo. De ese camino de perfección ya platico Santa Teresa de Jesús, cuyo quinto centenario de su nacimiento celebramos a lo largo de este año, en su libro “Camino de Perfección”. El nivel fónico manejado por Santa Teresa en su libro se corresponde con la llaneza y el casticismo. El nivel fónico del hombre actual se traduce en la vulgaridad y lo arrabalero. En escrito la Santa tiene frases donde demanda humildad: «Os pido yo, hermanas mías, por amor del Señor, encomendéis a Su Majestad esta pobrecilla y le supliquéis la dé humildad». El hombre de hoy, por lo general se reviste con fatuos oropeles. Otras donde el protagonismo lo constituyen las acciones que por trascendentales que parezcan son tenidas como algo pequeño, diminuto: «determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo». El ser humano actual sólo concibe su existencia con obras faraónicas aunque el resultado de las mismas esté vacío de contenido. Hace un uso magnífico y rico y profundo del vocabulario. Su glosa es determinada, ligada a la virtud, de actitud inquebrantable, férrea en su voluntad. Las dudas podrán existir antes, pero, una vez «determinados», nada la detendrá. El lenguaje del ente contemporáneo es ineficaz, quebradizo, sin voluntad en perpetua contradicción. Abogo por la austeridad pero llevo una vida llena de lujos. Interpongo una demanda por que no han respetado mi derecho a la intimidad pero no me pierdo ni un sarao y en todos me hago un selfie que antes de finalizarlo ya lo he subido a las redes sociales. Nuestros representantes recalcan y redoblan esfuerzos hasta quedar exánimes en que la gestión y representación de un país han de ser transparentes y ejemplares. Trapacean como bergantes e inventan como científicos chiflados. No siguen los pasos de Santa Teresa cuando ésta en su libro se plantea una y mil interrogaciones para mejor andar el camino. Llegan a un cargo porque todos tenemos derecho a llegar a lo más alto pero olvidan que los cargos conllevan las cargas. Y las cargas no gustan a nadie son tan fatigosas de llevar. Por ello cuando vamos a desempeñar nuestra responsabilidad como nos la hemos tomado con ligereza transfiguramos nuestras obligaciones en un vodevil; y así el alegato que hemos de efectuar para refutar con sólidos argumentos las propuestas del contrario lo desnaturalizamos con sucesos como lo acaecidos en el Parlamento Andaluz, donde a la Portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez, que en algunas ocasiones se vio obligada a parar y a comentar que "esto es peor que el instituto". "No tienes ni puta idea" le dijeron desde el PP, "cállate bonita", desde el PSOE. En otras ocasiones no se habla del acto político o representativo que se esté produciendo sino del peinado, de la indumentaria, de los completos, de los asistentes al mismo. Atque ita gradatim ad los valores cuan azucarillo se van diluyendo de generación en generación y va in crescendo la degeneración, la apatía, el desencanto…. La humildad ya casi nadie sabe de su existencia y está censurada en nuestro sendero de la vida, para ella también Santa Teresa tenía una frase ““El verdadero humilde ha de ir contento por el camino que le llevare el Señor”. La oración. Eso si que resulta difícil con lo abrumados que estamos en conseguir la última novedad que halla salido al mercado. En llegar los primeros a lo más alto sin importar los cadáveres que vayamos dejando en el camino. En querer hacer realidad la obra de Enrique Jardiel Poncela “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, o lo que es igual estar cada día más joven aunque a veces el resultado sea el de una pintura grotesca. En un fragmento de su obra “Camino de Perfección manifiesta:” Por eso ningún caso hagáis de los miedos que os pusieren ni de los peligros que os pintaren. Donosa cosa es que quiera yo ir por un camino adonde hay tantos ladrones, sin peligros, y a ganar un tesoro. Pues bueno anda el mundo para que os le dejen tomar en paz; sino que por un maravedí de interés se pondrán a no dormir muchas noches y a desasosegaros cuerpo y alma”. ¿En qué ha fracasado el ser humano a la hora de buscar su propio camino de perfección?. |
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