La pasada semana el Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, dimitía de todos sus cargos políticos, incluido el de Ministro, y anunciaba su retirada de la política. Lo hacía defenestrado por los suyos, con el regocijo de sus oponentes y el Presidente del Gobierno en China. Es lo suyo cuanto más lejos mejor y así no me salpica.
A la par que anunciaba su renuncia retiraba también el Proyecto de ley sobre el aborto, la mal llamada Ley Gallardón, porque un Gobierno está compuesto por el Presidente y todos sus Ministros. Existe el llamado Consejo de Ministros y es de suponer que todos estaban enterados del contenido de dicha ley.
Tras el anuncio vienen las doctas opiniones de todos aquellos que se creen en el deber y la obligación de expresarlas.
Así, la Diputada socialista, Ángeles Álvarez, declaraba toda eufórica “"Está mal que lo diga una diputada pero... ¡Ole, ole, ole y ole!" , brazos en alto. En su ardor político olvidó que dicha Ley del Aborto era una de las muchas y queridas herencias que dejó “el contador de nubes”, “gobierno en función del humor con el que me levante”, “digo pero no digo” y “cambio lo que me dá la gana porque para eso soy la Divinidad política”, José Luis Rodríguez Zapatero. Pues nada, querida diputada, tal y como se expresa será cuestión de celebrarlo con unas cañas. Lo que hace perder la compostura y no darse cuenta que lo que a uno le puede llenar de alegría y satisfacción a otro le puede producir dolor y náuseas.
Como las redes sociales son lo más de lo más y casi todos sienten la necesidad imperiosa y vital de utilizarlas, otra Diputada del PSOE, Carmen Montón, alcanzó el éxtasis dáctil cuando escribió en su Twiter “que la marcha atrás del Ejecutivo en ese asunto era un "triunfo de la oposición ciudadana" frente a la "contrarreforma del aborto".
Hay quien opina que es el fracaso de una sociedad, de unos políticos tan escasos de neuronas que se pasan el día intercambiando leyes, por favores y posicionamientos políticos, como el que cambia cromos. No podemos resolver los problemas desde la raíz porque eso sería doloroso para los gobernantes y felicidad para el pueblo llano que sólo desea ser tratado con dignidad y respeto. Pero la dignidad y el respeto no suman votos sino que restan. ¿ Y qué sería entonces de todos estos esbirros que no saben hacer otra cosa que no sea chuparle la sangre al pueblo cuan sanguijuelas?.
Cierto sector del Partido Popular, también, está que trina por la retirada de la Ley . La portavoz de Derecho a Vivir, Gador Joya, en rueda de prensa daba como único responsable de esta decisión al presidente del Gobierno, de quien decía que "no tiene dignidad política ni personal".
José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, ha descrito de de "falta de coherencia política" y de "retirada electoralista" lo sucedido.
Y Santiago Abascal del partido Vox, escisión del Partido Popular, ha sugerido a los diputados del Partido Popular que pasen a formar parte del Grupo Mixto y tachado de "cobarde" a Rajoy por menospreciar las miles de muertes que genera el aborto en España.
Como diría Fred Allen “ Un comité es un grupo de personas carentes de preparación, nombradas por otras carentes de disposición, para hacer algo carente de utilidad.” Que es lo que votamos todos los ciudadanos en el derecho de ejercer nuestra libertad y como después no exigimos ni fiscalizamos la actuación de los que se llaman así mismo políticos y redentores del pueblo y del país, nos vemos abocados a recordar otra frase, esta de Arnold J. Toynbee , que dice “ El peor castigo para quienes no se interesan en la política, es ser gobernados por quienes si se interesan”.
Y así, sin prisa pero sin pausa vamos haciendo buenos los versos de Quevedo, escritos hace cuatro siglos.
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
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