“Los ladrones somos gente honrada” es el titulo de una obra de teatro escrita por Enrique Jardiel Poncela estrenada en 1941. Y algo así deben pensar nuestros políticos cuando se suben al atril y hablan de dineros; lo que no llegamos a descifrar es si hablan de sus dineros, de nuestros dineros, de los dineros diferidos o de los dineros que nos van a distraer.
Recuerdo una escena de la película “El discurso del rey”, donde el rey Jorge V le hace ver al futuro rey, Jorge VI, que con el nacimiento de la radio, a partir de ahora, les mirarán con lupa. Rey adelantado a su tiempo, sin duda. Los políticos de ahora, que siempre andan de asteroide en asteroide y que no son de este mundo, han obviado que las redes sociales y la aldea global los suelen dejar casi siempre, por no decir siempre, con las posaderas más que al aire, totalmente desnudos de cuerpo y alma.
Y cuando la mayoría de ellos clamaban, se rasgaban las vestiduras y mesaban los cabellos porque las grandes fortunas tributaban en Sociedades de Inversión de Capital Variable, SICAV; resulta que les han cogido como vulgarmente se suele decir “con el carrito del helado”.
Así hemos sabido que los europarlamentarios de todos los colores, como el Arco Iris, tenían su “pequeño granito de arena” en una SICAV con sede en Luxemburgo. ¡Qué tiernos ellos”.
La SICAV requiere un capital mínimo de dos mil cuatrocientos millones de euros, la pensión mínima de cualquier jubilado, y cien partícipes. El capital tributa al uno por ciento siempre que permanezca dentro de la SICAV y no al treinta por ciento como Impuesto de Sociedades. Solo tributa cuando el capital es devuelto a su dueño pero entre un veintiuno y un veintisiete por ciento.
Como el pastel es tan suculento y la miel tan dulce hasta los políticos, del signo que sean matan que no mueren por una SICAV. Así encontramos, entre otros a Cristóbal Montoso, Rosa Diez, Jaime Mayor Oreja, Eduardo Punset, Willy Meyer, que ha dimitido, nobleza obliga Sr. Meyer o lo ha hecho porque le han cogido y a la fuerza ahorcan, Enrique Barón, Fernando Morán….
Ante tal escándalo, mejor sería desvergüenza, el gobierno ha decido que todos aquellos “poquitos” españoles que dispongan de sicavs, fondos de inversión y otros productos en el extranjero tendrán que tributar en el IRPF al marginal máximo.
Recuerden nuestros “amadísimos” guardianes de la Patria e intereses patrióticos y ciudadanos que ladrón es quien hurta o roba. Se trata, por lo tanto, de una persona que delinque, ya que hurtar y robar son delitos castigados por la ley. Independientemente de que sea de derechas, de izquierdas, del centro, mediopensionista, diferido o mono cabreado.
Aunque bien sabe ellos que la ley en España es de morirse de risa y o de morirse de asco, que cada cual elija la definición que más le guste. Y que los ciudadanos de a pie no podemos hacerles sombras, en lo que a robar se refiere, porque a los políticos no les gusta la competencia.
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