Dicotomía del mensaje

Estamos en la semana de las imágenes y de las percepciones, en su amplio concepto. Hablo de la imagen que se da, de la que se quiere dar y de lo que realmente se transmite; en muchas ocasiones el mensaje que queda no tiene nada que ver con lo que se pretendía y eso es una cuestión de percepción

Dicotomía del mensaje
Emilio Hidalgo
Lunes, 26/05/2014 | Región, Nacional | Portada, Sociedad, Cultura, Opinión

Estamos en la semana de las imágenes y de las percepciones, en su amplio concepto. Hablo de la imagen que se da, de la que se quiere dar y de lo que realmente se transmite; en muchas ocasiones el mensaje que queda no tiene nada que ver con lo que se pretendía y eso es una cuestión de percepción. Expertos en comunicación, publicidad y política, se rompen los sesos intentando llegar a su público objetivo de cierta manera. Y hay que reconocer que frecuentemente yerran el tiro.

 

En ocasiones, acertar o no con el mensaje, tiene poco que ver con el contenido del mismo. Los medios de los que disponemos también pueden influir, y mucho, en lo que realmente se logra. Pongo el ejemplo de Coca Cola y su última campaña publicitaria, o más concretamente, su último spot televisivo. En él se ve a un padre que escucha cómo su hijo le confiesa, no sin cierto apuro, que “se ha hecho” del Atlético y no sabe cómo se lo van a decir al abuelo. El anuncio no parece tener nada de malo. Y si me apuran no lo tiene. Pero no tardó en llegar una carta al Presidente de la compañía burbujeante, para hacerles notar que no hacen precisamente gala de su mítico slogan “sensación de vivir”. Más que nada porque el actor que interpreta al padre del chaval es Gotzon Sánchez, conocido por haber manifestado públicamente su apoyo a los presos de ETA y por participar en actos de la ilegalizada (al menos cautelarmente) Herrira. La carta la firmaba Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia.

 

Coca Cola, que desconocía esto, se ha disculpado y ha retirado el anuncio, hasta aquí todo normal, salvo por el hecho de que, una campaña que pretendía la promoción de la bebida, ha logrado cosas que nada tienen que ver con ella y que no son muy refrescantes que digamos. El señor Portero ha logrado que todos sepamos quién es Gotzon Sánchez; si no hubiera sido por su carta habría quedado como otro actor del montón y no habría recibido esta publicidad gratuita. Coca Cola, que había quedado como una compañía sensible a temas como el del terrorismo, se ha justificado después, diciendo que la campaña la retiran no por el actor sino porque no estaba funcionando. Algo temen, no sé qué, pero la aclaración ha logrado que parezca que, para ellos, pesa más la efectividad de la publicidad que la sensibilidad del público.

 

Algo parecido le está pasando a McDonald´s con su última campaña. La cadena de comida rápida ha lanzado un nuevo producto llamado Spain Brekkie Wrap, que viene a ser como un burrito o un taco, pero relleno de salchicha. Y no se les ocurre otra cosa que poner a unos comentaristas, supuestamente españoles, haciendo algo típicamente español, o mejor dicho, algo estero-típicamente español. Uno de ellos da un par de gritos y el otro, con una montera en la cabeza, se pone una rosa en la boca y simula tocar la guitarra. Vamos que en McDonald´s nos siguen viendo como los de fútbol, toros, paella y olé. Les ha faltado poner a un Butragueño cualquiera.

 

El objetivo de la campaña parece ser el de promocionar este nuevo plato, más propio de la fusión méjico-alemana, pero lo que deja claro es que la compañía, que se autoproclama restaurante oficial de la próxima Copa del Mundo de fútbol, no sabe nada del país que ha escrito una década de historia de este deporte él solito. Lo mismo no les gustaría que retratáramos su historia con índices de obesidad y un payaso absurdo. Y sería más fiel que el retrato que ellos hacen de nosotros.

 

Pero si hay algo que ponga de manifiesto la dicotomía existente entre el mensaje, su objetivo y lo que realmente logra, es la campaña por las Elecciones al Parlamento Europeo. Seguimos sin saber cuál es el programa de los partidos que concurren a estas elecciones. Es más, seguimos sin saber si tienen programa. Lo único que nos ha quedado claro es que Cañete es un machista, porque hizo un comentario desafortunado y prepotente, pero el socialista Jesús Eguiguren, condenado por maltrato a su pareja en 1992, es un santo varón y aquello fue sólo “un incidente” (no son palabras mías, lo dijo Ramón Jáuregui, número 2 en la candidatura socialista).

 

Al menos hay algo en lo que todos parecen estar de acuerdo, apedrear el coche en el que viajan dos políticos del PP no está bien, aunque uno de ellos sea el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

 

Y para rematar la semana, Rubalcaba dice que el PSOE ganará las elecciones “porque España ha visto por dentro a Elena Valenciano y a Miguel Arias Cañete”, qué razón lleva. Está claro que en campaña se destripan candidatos, pero no ideas.

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