“Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos." nos recuerda San Agustín
Dar la vida por los demás
“Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos." nos recuerda San Agustín Objetivo CLM - Lucía Ballesteros “Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos." nos recuerda San Agustín; porque el verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es. Pero hace falta, además coraje, amabilidad y verdad para ayudar a todos aquellos que necesitan de nosotros. Tal vez porque han descubierto que poseen una belleza interior tan especial que les hace aumentar sus valores, sus cualidades y sus talentos para, de esta manera, aumentar lo positivo y desterrar lo negativo por cruel y dura que pueda ser realidad y la verdad de saber que tienen que enfrentarse a una lucha de Titanes.
El mundo entero está preocupado por el brote de ébola y ante lo desconocido reacciona con miedo. Empero nos olvidamos de otras enfermedades, porque son menos mediáticas o simplemente porque nos hemos acostumbrado a convivir con ellas; y de aquellas personas que dedican su vida o parte de ella para estar cerca de esos enfermos y hacerles su vida y su dolor más llevadero y digno. Ellas no caminan delante del enfermo por que éste no puede seguirlas, no caminan detrás de él porque no pueden dejar de ser sus guías, caminan a su lado para darles fuerza, apoyo y la confianza que necesitan para no sentirse solos.
Hemos progresado mucho como seres humanos y civilización pero aún tenemos muchas cuentas pendientes y mucho por descubrir. Enfermedades como la Esclerosis Lateral Amiotrófica, el alzheimer, las denominadas enfermedades raras como: el Síndrome de Aase, el Síndrome de Cockayne…. entre otras; hacen que familias enteras junto con su entorno desarrollen una fuerza interior titánica para luchar por sacar adelante el día a día de sus vidas.
Para seguir avanzando necesitan coraje, amor, amabilidad, verdad, valentía para enfrentarse a la realidad. El coraje les encamina a encajar los problemas que a diario van surgiendo. Hacen del coraje un amigo silencioso e invisible pero que camina junto a ellos haciendo las veces del motor que necesitan para no derrumbarse.
Cuando el enfermo se siente aceptado y amado en el dolor de su desgracia en su interior despierta la alegría de quien se sabe querido, en su mente anida la confianza porque tener a alguien cerca para ayudarle en su calvario; aprende a aceptar su sufrimiento porque se siente amado por el otro y ese sentimiento le proporciona seguridad en sí mismo.
Y esas sensaciones las percibe el enfermo del ser que tiene a su lado siempre dispuesto a dirigirle una palabra amable para que su dolor sea menos dolor y sus deseos de seguir caminando se vean reconfortados. La amabilidad es esa palabra que alienta, eleva, anima y fortalece al igual que el rocío renueva y adorna las plantas marchitas.
No es suficiente con llenar el mundo de discursos de buenas intenciones y proponer soluciones cuando el problema nos ha desbordado. Hay que dejar aparcadas las diatribas vacías de contenido y poner más ahínco en la investigación, en los problemas reales, en abrir nuevas esperanzas hacia esas personas enfermas, sea cual sea su condición o lugar de nacimiento .
Hay que tener voluntad expresa de solucionar los problemas que abaten a la Humanidad. De poco sirve la riqueza en los bolsillos, cuando hay pobreza en el corazón.
A la espera de que el corazón de gobernantes y políticos se torne humano todos esos enfermos deben pensar que sus cuidadores son ángeles aunque a los ángeles no se les vea. Pero en las avenidas oscuras de la angustia se acerquen a ellos y los llamen; porque a ellos se parecen las personas queridas y no son sino ángeles los seres que nos aman.
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