Cada vez que escucho a Tina Turner cantar “Steamy Windows” _“ventanas empañadas”_ recuerdo cómo aquel Catedrático de Construcción, al explicarnos el fenómeno de las humedades de condensación, nos decía que éstas solían producirse en cuartos de baño mal ventilados y en los dormitorios de matrimonio orientados al norte. Y tenía razón.
De manera cotidiana, todos experimentamos el fenómeno de la condensación cuando nos duchamos. El vapor de aire caliente acaba depositándose en forma de gotitas de agua sobre todas las superficies “frías” del cuarto de baño. Así el espejo, los azulejos, los aparatos sanitarios y hasta los cristales de las ventanas acaban “empañados”, como en la canción de Tina Turner. Cuando esto ocurre, solemos eliminar la humedad abriendo la puerta del cuarto y provocando una corriente evaporadora de aire _en realidad lo que hacemos jugando con las leyes de la Termodinámica es igualar la presión interior y exterior del recinto.
La condensación es ese fenómeno físico por el que el vapor de agua contenido en el aire cambia de estado gaseoso a estado líquido (las famosas gotitas de agua). La cantidad de vapor de agua que se encuentra en el aire es variable, y su nivel máximo se conoce como nivel de saturación. Cuando el aire se satura no admite más vapor de agua y entonces cambia de estado y condensa. Puede alcanzarse la saturación de dos maneras distintas. Por un lado, para una temperatura dada, aumentando progresivamente la presión del vapor dentro del recinto. Por otro, podemos alcanzar el nivel de saturación siempre que la temperatura del aire descienda hasta un nivel igual o inferior a la temperatura de rocio o cuando el vapor contenido en el aire entre en contacto con superficies que se encuentren a dicha temperatura “fría”.
Cuando los materiales de las paredes y el techo son porosos, como es el caso del yeso, las gotitas de agua tardan más en evaporarse y la humedad acaba manifestándose en forma de pequeñas manchas oscuras de aspecto mohoso, especialmente en los rincones, que son las zonas peor ventiladas.
Para defendernos de este tipo de humedad deberíamos evitar todo aquello que la provoca, es decir deberíamos habitar espacios no saturados de vapor, en los que el aire se renueve adecuadamente. Y, por otro lado, deberíamos utilizar cerramientos bien aislados y sin puentes térmicos, esto es, evitar superficies “frías”.
Sobra decir que en el dormitorio principal de matrimonio se “genera” bastante vapor. Si a eso le añadimos la posibilidad de que se trate de una habitación orientada a norte cuyos muros apenas reciban soleamiento, las humedades por condensación estarán casi aseguradas _como bien decía el Catedrático.
Fidel Piña Sánchez. Arquitecto. www.fidelpina.wordpress.com
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