Corren tiempos difíciles. Una vez más nos enfrentamos a una crisis. Si no fuera bastante con la del año 2008, la pandemia y la guerra de Ucrania, las diferentes manifestaciones responden a problemas que venimos arrastrando. Sin embargo es la propia derecha, la que en su día no sólo no los solucionó, sino que encima ahora los alienta a través de mentiras.
La actitud de la derecha y la derecha filo-fascista es de evolución natural. Para ellos cuando gobiernan todo funciona bien. Sin embargo cuando no copan el poder buscan todo tipo de “tejemanejes” para manipular a la sociedad. Además hacen uso de términos y actitudes que en algunos casos se saltan los márgenes constitucionales.
Les falta valor. A la derecha “civilizada” le cuesta reconocer lo que en verdad buscan, para eso está VOX. Partido utilizado por el PP como el perro de presa para decir todo tipo de improperios y barbaridades. Mentir y hacer correr los bulos es su principal fuerza. El otro día se gritó a Santiago Abascal, “presidente” en una manifestación. Su partido y el Partido Popular votaron en contra de la ley que prohibía vender a pérdidas. En definitiva estaban aupando a la presidencia al partido que más daño le puede provocar a nuestros agricultores. El Gobierno se equivoca en no contrarrestar con comunicados y ruedas de prensa la actitud que la derecha y la ultraderecha tienen a la hora de votar en el Congreso. Porque no sólo en eso perjudican al ciudadano de a pie. Para los defensores de los ricos, como son VOX y Partido Popular, subir el salario mínimo interprofesional, la subida de las pensiones y su postura en contra de la prohibición del despido por enfermedad demuestran que aunque este Gobierno se equivoque al menos un poco piensa en el ciudadano de a pie.
El Gobierno se equivoca enrocado en sus disputas internas y no enfrentando a una oposición que en los peores momentos de la historia reciente han demostrado su insensibilidad por el ciudadano corriente y sólo han pensado en clave electoral.
Salvador Allende quiso estructurar un país más igualitario, equitativo y justo. En su contra se postuló como siempre la oligarquía privilegiada, el ejército y en aquel caso EEUU. Los norteamericanos siempre dispuestos a ayudar a derrocar a todo gobierno que no sea de su cuerda. Lo intentó en Cuba y en Venezuela (que ahora son amigos debido a la guerra entre Rusia y Ucrania) y Chile no iba a ser menos. EEUU, como en otros lugares, financió a la oposición que en el caso de Salvador Allende sirvió para que le dieran un Golpe de Estado para acabar con su Gobierno. Yo encuentro similitudes en el sentido de que todo comenzó con huelgas y protestas. En España el Golpe de Estado no lo veo, la derecha de aquí es cobarde aunque vayan con el pecho descubierto.
Ya sé que dirán que las protestas y huelgas no son políticas, aunque yo tenga evidencias que en algunos lugares está la mano de algún partido o político en concreto. Con el único objetivo de desgastar al Gobierno.
Lo importante es que los organizadores digan dos cosas. Por un lado si están a favor de mayor intervencionismo del Estado en los precios luego no vale con acusar al Gobierno de Comunista que es lo que quieren. Y por otro lado debe de reconocer que algunas de las exigencias que solicitan están concedidas desde principios de marzo. Por lo tanto ¿Hasta dónde queremos llegar?
La problemática reside principalmente en el mal perder de la derecha. Cuando hablaban de Gobierno ilegítimo estaban diciendo que la Constitución no valía, puesto que la moción de Censura está recogida en ella. Cuando hablaban de “gobierno Frankestein” están anulando la Constitución que avala que gobierna quien más apoyos recibe en el Congreso. ¿Es la derecha anticonstitucional?
Ese es el problema político, se empieza con la violencia dialéctica y la polarización social. Luego se incrementa la violencia callejera y la persecución de los colectivos más débiles por parte de los ultras. Se expanden las mentiras y los bulos, siempre bajo el paraguas protector de algunos medios de comunicación, los poderes fácticos, las clases privilegiadas y la financiación de los grandes capitales. Es entonces cuando el Gobierno se ha vuelto a equivocar, al no ponerse “manos a la obra” para frenar este tipo de actitudes.
Los demócratas somos fieles defensores de la libertad de expresarse libremente a todas las personas. Sin embargo las personas intolerantes no caben en una democracia, por eso la ultraderecha deberá ser ilegalizada por el bien de la Constitución y la democracia española.
Agregar comentario