En el argot futbolístico cuando un entrenador pide bajar el balón está pidiendo tranquilidad. Así se controla el tempo. Da igual que se juegue al contragolpe o con el famoso “tiki-taka”. Cada entrenador entiende el fútbol de una manera, normalmente acorde a las características de sus jugadores. Hay quienes entienden el futbol con un marcado carácter ofensivo y por el contrario otros lo hacen con la idea defensiva por bandera. Pero se juegue como se juegue controlar el balón da la opción de marcar el tempo del partido.
En la actualidad política, donde corren ríos de tintas y opiniones por doquier, ya es hora que alguien les pida a los políticos que “bajen el balón al suelo”. Llevamos un tiempo con grandes bravuconadas, exageraciones verbales y términos que no reflejan la realidad social. Todo esto forma un conglomerado de crispación y agresiones verbales que se refleja en algunas opiniones públicas. Los partidos políticos, siguiendo las directrices de sus líderes, parecen no entender nada y cada día que pasa van aumentando el nivel de crispación.
En un primer lugar fue la “guerra” por las comisiones derivadas de los diferentes negocios en pandemia. Señalamiento a diversos familiares y/o allegados como arma arrojadiza. Poner en duda las instituciones, cuando han funcionado así desde la llegada de la democracia, muestra el mal perder por no conseguir el poder en las urnas. Se puede debatir el modelo de elecciones, las consecuencias de no cambiar nada desde hace tanto tiempo y por supuesto analizar cómo actúan diferentes poderes fácticos para presionar al Gobierno de turno. Aunque no es menos cierto que la presión se incrementa dependiendo quien gobierne.
Sin embargo, más allá de todo esto, la cima de todo han sido las declaraciones de determinados líderes del partido popular en los últimos días. Éstos han afirmado que quienes se manifiestan en contra de la actitud del gobierno de Israel están alineados con Hamás. Éstos términos demuestran un desprecio hacia los derechos humanos, así como una complicidad asquerosa con lo que está siendo un exterminio de un pueblo. No hay nadie que no haya condenado el atentado de Hamás y que no haya dicho que Hamás es una banda terrorista. Sin embargo el pueblo palestino no es Hamás, así como esos terroristas no son todo el pueblo palestino. Que los Gazatíes están siendo barridos a la fuerza es obvio. Por eso esta actitud sólo muestra tres posibles aspectos. Por un lado complicidad y apoyo a los más fuertes. Por otro lado desconocimiento, algo dudoso puesto que se está retransmitiendo en directo. Por último la búsqueda de un voto radical, extremista y supremacista.
La sociedad debe estar a la altura, no se puede permitir que la crispación llegue a la sociedad que es el objetivo político. La presión social trajo la democracia. La presión social debe traer la regeneración. El conjunto social debe ser analítico y crítico desde el respeto. Sólo así, cuando los políticos vean que se aleja la sociedad de ellos, volverán a jugar con las reglas democráticas que se instauraron. Son imperfectas, pero es la sociedad quien debe presionar para que se regeneren y se modifiquen. Sólo así nuestra democracia será más perfecta.
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