Escribió Antonio Machado, y luego lo cantó Serrat, caminante no hay camino, se hace camino al andar… A veces los caminos que emprendemos, o se emprenden, son duros. Socialmente hay que ser valiente, saber que hay que aceptar aquello que no nos gusta, pero que no podemos retroceder para poder alcanzar nuestros objetivos. A veces mostramos nuestra cara más fea, pero nunca se debe faltar el respeto, aunque seamos duros en palabras, tercos en nuestras actitudes y firmes en nuestras decisiones. La vida no consiste en agradar a todo el mundo, pero si consiste en trabajar y defender el trabajo que construye nuestro camino.
En 1975 la sociedad española luchaba desde hacía años para llevar a cabo una transformación socio-política que culminaría con una Constitución y unas elecciones libres. Pasamos de unas Cortes plagadas de grandes nombres con títulos y eclesiásticos para llegar a unas Cortes que se vive en colores y no en blanco y negro. Sin embargo llega el momento donde la regeneración socio-política debe ser vital para que no sigamos caminando hacia el precipicio.
Actualmente hay que ser firmes en valores. Añoro los tiempos donde se podía debatir con total libertad sobre la Jefatura de Estado, la confesionalidad del estado, la división de poderes y la manera de elección de los diferentes poderes. De unos años aquí, por la escisión de la extrema derecha, el inmovilismo institucional y las redes clientelares en los partidos han provocado un clima socio-político difícil de digerir para la sociedad.
Una sociedad harta de ver las mismas caras siempre, sentir que se premia siempre al perrillo faldero y no a quien puede aportar algo y una red clientelar que riega todos los días los telediarios con sucesos de dudosa honorabilidad. Ver personas que se han enriquecido legal, o no, moral o no, pero sí gracias a presuntos contactos. Así como la concatenación de los casos de corrupción y presunta corrupción sin que se tomen medidas contundentes provoca que la sociedad considere que todos son iguales. Yo no lo creo así porque conozco a varias personas que no son así, pero la realidad es que la perspectiva social es la que es.
Llevamos más de cuatro décadas viviendo en un régimen que garantiza una libertad casi plena, que ha garantizado cada vez más derechos y no ha perseguido las ideas como en otras épocas. Sin embargo si se siguen confundiendo bulos con información, si el insulto cada vez ocupa más espacio que el debate y si repetir lo que diga el líder o lideresa de turno garantiza un puesto, o puestazo, hará que este régimen caiga como un castillo de naipes. Llevan años jugando con fuego y caminando al precipicio, es hora de regenerar y de limpiar. Hora de apostar por quien habla claro, desde la lealtad, aunque no guste al líder.
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