Parecía imposible, pero hemos llegado a un tiempo donde el horizonte de unas nuevas elecciones está lejos. En el actual mundo de la política tampoco es que sea una verdad absoluta, sin embargo, si todo transcurre como debe esteremos años sin elecciones. Cataluña puede ser quien rompa este momento de tranquilidad, pero eso será tema de otro análisis.
Las elecciones europeas ya se han cobrado la primera víctima. Yolanda Díaz se ha dado cuenta, por fin, que aglutinar varias corrientes y/o partidos conlleva un talante que muchos llevábamos tiempo diciendo que no era su mejor virtud. El partido popular ha ganado, no con tanta diferencia como esperaba, pero con cuatro puntos más que su competidor directo. El PSOE ha resistido, pero no es menos cierto que ha perdido un número importante de votos.
El mapa de municipios, provincias y comunidades se ha teñido de azul. En muchos lugares por poco, pero el color es demoledor. Ahora es cuando se deben analizar los datos y preparar las siguientes elecciones. El partido popular tiene la tarea de consolidar el voto y evitar fugas. Un trabajo menos arduo pero igual de importante.
El partido socialista por su parte tiene el trabajo más duro, pero seguro que el más gratificante. En las municipales y regionales, antes y después, ya señalé que el olvido por las plazas pequeñas conlleva que la balanza caiga a un lado u otro. Ahora las ejecutivas regionales deberán analizar qué, quién y dónde hay que renovar. Las provinciales más de lo mismo.
Ver en el mapa municipios que históricamente han sido teñidos de rojo y que llevan años viéndose azul responde a dos cuestiones.
En primer lugar demuestra que cuando una persona lleva más de doce años en el mismo sitio y su equipo no se renueva lleva al hartazgo de la sociedad.
En segundo lugar, y esto es algo que sucede en toda institución, el lento movimiento para renovarse provoca que los engranajes sociales se oxiden y provoquen que cualquier aparición, más o menos fresca, sea objeto de voto.
Las ejecutivas locales tienen su parte de culpa para no atraer valores nuevos. Si algo estamos viendo claro es que el primer voto se está yendo hacia partidos extremistas y vacíos de contenidos. Sin embargo hay que plantearse si los grandes partidos se están acercando lo suficiente a la juventud.
Si los socialistas quieren recuperar los municipios tendrán que trabajar para renovar sus ejecutivas. Ganar concejales es ganar diputaciones, es más, consiste en crear un movimiento que favorezca el voto al mismo partido sean europeas, nacionales o regionales.
Ahora las disyuntivas de los dos grandes partidos son por un lado consolidar para los populares y por otro lado los socialistas si quieren volver a ser la primera fuerza política deberán renovarse para renacer en cada rincón.
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