Estos días la Casa Real ha hecho público el patrimonio de Felipe VI. Tras esa publicación, y con la aprobación en el Consejo de Ministros de un Real Decreto en beneficio de la transparencia de dicha institución, el debate se ha servido en todos los medios. Monarquía o República. Como cada 14 de abril el debate está abierto. Suele ser un debate de brocha gorda. Varios titulares y mezcla de varias ideas que lo único que hace es dividir, más aun, a la sociedad.
Desde un punto de vista personal que el Jefe del Estado sea impuesto es algo anacrónico y desfasado. Sin embargo para hablar de un cambio en la Jefatura del Estado se necesita políticos de altura. Por supuesto la colaboración estrecha de la Casa Real.
Votar Monarquía o República no se puede hacer a la ligera y luego ir improvisando sobre la marcha. Se necesitaría un proceso socio-político que ponga sobre la mesa varias votaciones hasta llegar al objetivo final.
En primer lugar sería necesario que cada partido político desarrollara un proyecto de república. Cuando se tenga un proyecto con marco Constitucional de la posible república se debería someter a referéndum. En el caso de que la monarquía obtuviese más votos sería legitimada, mientras sea Felipe VI el monarca, además como la monarquía parlamentaria cuenta ya con un marco constitucional sería seguir más o menos igual.
Por otra parte si el modelo republicano obtiene más votos en la primera vuelta pues se tendría que volver a votar sobre el modelo de república que quiere la sociedad española.
No se puede debatir algo tan importante y esencial para un país sólo a base de titulares. Además en ningún momento se debería de pensar que en el caso de que volvamos a un sistema republicano la Casa Real deba ser perseguida, sino que debería adaptarse a la nueva realidad política.
En la actualidad política todo se ha resumido a lo sencillo, por eso perfiles como Ángel Gabilondo no tienen el espacio electoral que merecen. Por eso Barreda no ganó a Cospedal. Porque mientras unos proponen una política de verdad y con argumentos, la derecha de Ayuso, Abascal o de Cospedal lo hacen todo bajo lemas fáciles, que en muchos casos como Rajoy no cumplen como en lo referente a los impuestos que no iba a subir.
España, la Constitución y sus instituciones necesitan una reforma, para ello debe ser partícipe toda la sociedad. Sin embargo la política debe de apartarse de los titulares y centrarse en el contenido. Quizás sea una política menos vistosa pero siempre será mejor para la ciudadanía.
Siempre será mejor elegir al Jefe de Estado cada cierto tiempo, pero para que ello llegue tiene que haber un proceso socio-político, sino estaremos cometiendo los mismo errores del pasado. Para todo eso se necesita el consenso de las fuerzas políticas con un carácter comunitario y no egoísta.
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