Algunos vecinos del bloque, seducidos por esa eventual rebaja del IBI pero sobre todo, conscientes del mal estado en que se encuentra la vieja caldera comunitaria de carbón o de gasóil del edificio han decidido que después de 20 años de servicio es hora de jubilarla y, claro está, dudan ante las opciones que ofrece el mercado
Cambiamos la vieja caldera de gasoil, pero ¿qué ponemos en su lugar?Fidel Piña Sánchez | Arquitecto Podríamos comenzar por hablar de las CALDERAS DE BIOMASA. Éstas tienen una gran ventaja sobre otros sistemas dado que están incluídas en el grupo de las energías renovables. Habría que aclarar que estas calderas contaminan y emiten CO2 en el proceso de combustión. Sin embargo se acepta que dichos gases son absorbidos en la fotosíntesis para generar nueva masa vegetal. Sea como fuere, su utilización permitiría alcanzar una calificación energética A. Además el beneficio añadido estaría en que aunque no siempre consumen menos, el combustible (pellets, astillas, leña) es actualmente más barato que el carbón o el gasoil _ aunque la tendencia es al alza. Por el contrario, su gran desventaja es que, en términos generales, son más caras que otro tipo de calderas, y requieren un vaciado periódico del depósito donde se recoge la ceniza. Las CALDERAS DE GAS NATURAL son una buena opción para las comunidades de vecinos, sobre todo porque el combustible llega hasta la puerta del edificio, sin necesidad de cuarto de almacenamiento. Lejos quedan ya las antiguas calderas de bajo rendimiento. En la actualidad, las nuevas calderas de baja temperatura, y sobre todo las calderas de condensación consiguen rendimientos superiores al 100% reutilizando parte del calor que se genera en su interior al condensar el vapor. Eso supone que la caldera precisa arrancar con menor frecuencia, con lo que los consumos son menores y el ahorro considerablemente mayor. Además tienen precios muy competitivos. Frente a esto, se consideran contaminantes y, en la mejor de las situaciones, podrían alcanzar calificación energética B. Los SISTEMAS ELÉCTRICOS DE CLIMATIZACIÓN, las bombas de calor, son equipos que se adaptan fácilmente al consumo individual, donde cada vivienda paga lo que consume realmente. Tienen una gran ventaja, y es que se considera que la energía eléctrica es no contaminante, al menos en el punto de consumo, por lo que las bombas de calor permiten alcanzar una calificación energética A. Sobre esto último habría que aclarar que no es cierto que la energía eléctrica sea no contaminante; lo sería si las centrales fueran hidroeléctricas, pero la realidad es que la mayoría de ellas son termoeléctricas o de ciclo combinado y necesitan quemar carbón o gas natural para mover las turbinas de los generadores. Tienen estas máquinas algunas desventajas, siendo la primera el hecho de que muchas viviendas en edificios antiguos no tienen instalada potencia suficiente, por lo que en determinados casos, habría que consultar a la compañía suministradora antes de acometer una reforma de la instalación. Además está el problema del espacio que ocupan en la cubierta los compresores, junto con el incómodo desaguado de los evaporadores. A la vista de lo anterior vemos que las opciones son diversas y todas de ellas manejan variables tan diferentes como el mantenimiento, el espacio disponible o el precio. Sin duda, una decisión tan importante debería contar con asesoramiento técnico cualificado para asegurar que el dinero de la comunidad se emplea con sensatez. Fidel Piña Sánchez. Arquitecto. www.fidelpina.wordpress.com |
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