Todos queremos reducir nuestro consumo de energía y así pagar menos. Esto se puede hacer de dos modos: por un lado aumentando el rendimiento de los sistemas de calefacción y refrigeración _utilizando máquinas más eficientes_ y por el otro, de manera más efectiva y económica, reduciendo la demanda que precisa el edificio, porque aquella energía que no se necesita no se tiene que consumir.
Si va a comprar una vivienda, he aquí un decálogo de consejos prácticos para sacar partido al propio edificio desde un punto de vista energético. Son, digamos, unas sencillas estrategias bioclimáticas.
- Es fundamental que los cerramientos del edificio cuenten con un buen aislamiento. Lo que queremos es que no haya transferencia de energía. Buscamos coeficientes de transmisión térmica bajos. Esto se consigue aumentando el espesor del aislamiento _cuanto mayor espesor, mejor_, y seleccionando conductividades térmicas bajas_aislamientos de buena calidad. Con muros bien aislados estaremos reduciendo la demanda de calefacción y la de refrigeración.
- Si la vivienda que compramos es antigua y no tiene aislamiento, deberemos saber que los muros gruesos son muy frescos en verano debido a un fenómeno llamado inercia térmica, que es la capacidad de un cuerpo de almacenar calor. Los muros gruesos calentados por el sol necesitan mucha energía para variar su temperatura. Por eso, el interior de las iglesias y cuevas es siempre fresco en verano.
- Es fundamental que las dependencias principales de la vivienda tengan orientación sur. Si disponemos de grandes huecos acristalados al sur con dispositivos de sombra (porches, terrazas, voladizos, …), la molesta radiación solar en verano no entrará en el edificio, mientras que en el invierno, cuando la trayectoria solar es más baja, los rayos solares llegarán hasta el interior de la vivienda. Reduciremos así tanto la demanda de refrigeración en verano como la de calefacción en invierno y estaremos ahorrando dinero.
- Debemos evitar las pérdidas de energía por infiltraciones de aire en los huecos acristalados. Las ventanas de nuestros edificios son un gran puente térmico por donde escapa la energía. Debermos colocar carpinterías de clase 2 o superior, que garanticen un interior estanco al aire. De ese modo reduciremos la demanda de calefacción en invierno, principalmente.
- Los vidrios de las ventanas deberán ser dobles, con cámara de aire. El aire estático es un mal conductor térmico _por eso muchos aislamientos llevan aire incluído en su interior. Además, deberán tener protecciones externas que rechacen la radiación solar (vidrios reflectantes) o que reduzcan la radiación que ellos mismos emiten en el sobrecalentamiento (vidrios de baja emisividad). De este modo reduciremos el porcentaje de radiación que entra a través del hueco y así la demanda de refrigeración, especialmente en verano.
- La sensación de frescor que nosotros percibimos no depende sólo de la temperatura. La velocidad del aire ayuda a reducir esa sensación de calor al favorecer la evaporación y la transpiración de nuestro cuerpo, especialmente en ambientes secos. Cuando una masa de aire se calienta se vuelve menos densa y asciende, dejando que su lugar lo ocupe nuevo aire fresco. Se crea así un movimiento de convección, una corriente de aire fresco permitiendo que percibamos unos grados menos. Por ello, crear ventilaciones cruzadas entre fachadas opuestas reduce la demanda de refrigeración en la vivienda.
- Las viviendas flanqueadas por otras viviendas van a demandar menos energía, dado que al tener horarios de uso y temperaturas similares no habrá transferencia de calor entre ellas. Dicho de otro modo, aquellos que tienen vecinos a ambos lados, arriba y abajo, tendrán una menor demanda de calefacción y refrigeración.
- Los áticos no son las mejores viviendas del edificio, al menos desde un punto de vista energético. Incluso contando con un buen aislamiento térmico, la cubierta es un elemento que recibe permanentemente la radiación solar. En los períodos de verano el sobrecalentamiento continuado provoca una acumulación de calor que tarda en ser eliminado. Los áticos precisan una mayor demanda de refrigeración.
- Sería deseable huir de entornos asfaltados, ya que el asfalto, por su composición y color absorbe una gran cantidad de calor que luego devuelve a la atmósfera en forma de radiación. Son preferibles, en cambio, los entornos ajardinados y arbolados, no sólo porque refrescan mediante la evaporación de agua, sino porque crean sombras actuando como pantallas solares ante los rayos del sol en verano. De ese modo, ayudan a reducir la demanda de refrigeración. A su vez, los árboles de hoja caduca pierden sus hojas en invierno y permiten que las fachadas orientadas al sur se recalienten, con lo que la demanda de calefacción sera menor.
- Los edificios que rodean al nuestro pueden actuar como barreras que impidan en invierno recibir la radiación solar. Las sombras invernales son equivalentes a las orientaciones norte y no son deseables. Desde ese punto de vista, son preferibles, en general, las plantas altas de los edificios, que puedan recoger energía y luz incluso en invierno, cuando la trayectoria del sol es más tendida. De ese modo se reducirá la demanda de calefacción.
Si está usted pensando en comprar una vivienda, considere que no sólo es importante la ubicación del edificio en la ciudad; hay condicionantes energéticos igualmente importantes. Contar con estrategias bioclimáticas puede suponer que su factura energética sea un 50% más baja que la de su vecino.
Fidel Piña Sánchez. Arquitecto. www.fidelpina.wordpress.com
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