La política es el reflejo de la pérdida de valores de las personas, eso sí, no de todas. El poder es el domador de las fieras que vienen a renovar. Si bien es cierto que la fragmentación política es un impulso para que se negocie, se pacte y se acuerde, también puede ser el motivo de la llegada de los ineptos. Se creyó que la nueva política era la buena. Es cierto que hubo partidos de nueva política que hicieron buena política. La sociedad necesitaba agarrarse a espíritus nuevos, pero quizás no entendieron que hoy en día para consolidarse en política la sociedad exige más.
Podemos será lo que quiera ser. De las personas que integran la cúpula dependerá que sigan siendo una opción mayoritaria dentro de las minorías, o simplemente quedarse reducido a unos poquitos escaños por Madrid. Pertenecen a un Gobierno de coalición, es cierto que este año es atípico, aun así se han conseguido logros. Sin embargo no entienden que su electorado les exige más. No les importa donde vivan o cómo vivan. Pero por el contrario si les exigen que sean más duros en el Gobierno. Que si hay que romper el acuerdo de coalición lo hagan, pero que primen los ideales, que hagan de su discurso una bandera.
La subida de la luz es un claro ejemplo. No pueden encerrarse ahora en casa.
Sin embargo la derecha debe de entender una cosa, y por consiguiente la sociedad. La subida de la luz no es culpa del actual Gobierno, sino de los diferentes gobiernos del pasado que privatizaron todo.
Pero ya que estamos todos de acuerdo en el precio abusivo de la luz, sólo les queda una cosa. Reunirse, negociar y llegar a acuerdos. Entre políticos y con las eléctricas. Seguro que hay un camino intermedio donde todos nos beneficiemos sin tener que nacionalizar. El propio ex ministro Soria ha afirmado que se infló el precio de un producto que no valía tanto.
Sin embargo la derecha y los medios afines abogan por bajar el IVA, un impuesto que fue subido por la derecha al 21%.
No creo que sea la solución.
Ellos abogan por esa medida porque es una forma de bajar el precio sin molestar a los que siempre se benefician del mercado. Pero si se baja el IVA no se garantiza que en años posteriores el recibo siga subiendo y que llegue a precios similares. Por el contrario el Estado dejará de ingresar una cantidad de dinero que perjudicaría el mantenimiento del actual estado de bienestar. Claro que eso quizás sea lo que busquen los amigos del capital y así privatizar hasta el agua que corre de un arroyo.
Este Gobierno debe demostrar ahora su fortaleza y remar juntos para llegar a un acuerdo legislativo sobre la intervención del mercado de las eléctricas. Nacionalizar quizás no sea el objetivo, pero quien sabe si no es la solución si no se consigue llegar a acuerdos.
El bien común no debe estar sometido a intereses del capital.
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