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    David García
    Historiador y Bloguero

No lloren por nosotros

No lloren por nosotros
Objetivo CLM - David García Huertas
Jueves, 08/11/2018 | Región | Portada, Sociedad

      Corre el otoño, con él los árboles empiezan a perder sus hojas, la niebla, el frío y las primeras lluvias hacen que la tristeza diaria incremente. Atrás quedan esos días soleados y alegres, que volverán, pero para ello habrá que atravesar el oscuro invierno. La noche cae tras un intenso día. La oscuridad de la noche sirve de refugio para todo el mundo, los pensamientos abordan la mente con el único objetivo de arrebatarte un momento de paz.

      No sólo la paz se te rompe cuando en la soledad nocturna empiezas a pensar. La tristeza, decepción, y por qué no decirlo, la angustia y la descomposición interna de verte traidor.

      A veces nos lamentamos por aquellas cosas que hemos perdido, lloramos y nos quejamos, pero nunca hacemos autocrítica, no sólo los ciudadanos, sino también aquellos que rigen los designios locales. No nos paramos a pensar que quizás no sea sólo mostrar malestar por las gestiones municipales, regionales o nacionales, siempre desde un punto de vista partidista y sesgado, a veces hay que implicarse, hay que dar el paso hacia adelante, pero también hay que exigir que se dé el paso hacia atrás a aquellos que no están a la altura. Para ello se necesita un respaldo social, se necesita la ayuda de todos y cada uno de los ciudadanos, no existe persona incapaz, existen cobardes, pues cada grano aportado es un grano que hace más grande un pueblo o una nación. Pero si no hacemos autocrítica no se la podemos exigir a nadie. Para muchos lectores, así me lo hacen saber, la política es aburrida, es más hay quien absurdamente se vanagloria con el argumento de ser apolítico, ese es el problema de los seres humanos, escurrimos el bulto de nuestras responsabilidades y nuestros deberes, así es como se va escurriendo la bola de nuestros derechos que con el paso del tiempo se van perdiendo. En realidad no es culpa en su totalidad de los políticos, sino de ciudadanos irresponsables que han pasado de protestar en las calles mientras que ahora lo  hacen a través de redes sociales, como si eso fuese a solucionar mucho.

       Me dice una buena amiga que no valgo para político porque en el fondo soy un romántico de la política, yo le contesto que no valdré pero ese romanticismo es el que nos ha llevado a conseguir muchos de nuestros derechos y nuestras libertades. No me retrotraigo a Roma o a Grecia, donde todo ciudadano sentía inclinación por la política porque sabían que en ella se regían los designios de todos. Cuando el hombre renegó de sus obligaciones y se eligieron representantes intermedios la política acabó con Roma. Al igual que la instauración de los Validos en los Austrias menores sólo trajo corrupción urbanística, una mentalidad que como las ETS nunca se exterminan, y que conllevó un colapso socio-político del a Corona Hispánica. Sin embargo mi romanticismo me lleva a esos políticos de raza que hicieron posible la llegada de la democracia, la creación de una Constitución… añoro esa figura política para los tiempos que corren. Tiempos en los que hay que afrontar una reforma de la Constitución, solucionar el problema del nacionalismo catalán, devolverle el rédito a las instituciones, en definitiva políticos de altura y no figuras mediocres que sólo miran por intereses personales y electoralistas.

     Hablar de política es hablar de historia, filosofía, economía, justicia, derechos humanos, derechos laborales… pensar que la política es aburrida, considerarse apolítico, relegar de nuestra responsabilidad socio-política es la principal causa del declive político y judicial del país.

     Ahora todos nos rasgamos las vestiduras por la última sentencia del Tribunal Supremo, como si fuese algo que no esperásemos, pero ahí seguiremos, quejándonos en casa, en el bar, redes sociales… eso de implicarnos políticamente, así como manifestarse lo dejamos para otros tiempos. Nos creemos más inteligentes cuando obviamos la política, la política para los políticos, luego nos acosan a impuestos, recortes y vemos la sentencia sobre las hipotecas y culpamos a todo y a todos, pero lo cierto es que la culpa es de aquellos que han relegado su responsabilidad socio-política en el silencio y/o complicidad.

      A veces es en ese silencio que me proporciona la noche el que me hace reflexionar, a veces lloro por dentro, siento que estamos traicionando a aquellos que con sangre consiguieron unos derechos laborales y sociales, mientras que con manipulación mediáticas nos los  están quitando, eso  hace que me implique. Para unos poco, para otros mucho debido a mi situación laboral, lo cierto es que considero que hago lo que puedo, así como lo que me dejan,  desde una humilde columna, mostrándome tal y como soy o quizás sea mejor decir; tal y como pienso.  A veces pido que no lloren por nosotros aquellos héroes que se jugaron la vida, pues no merecemos ni una lágrima por nuestra desdicha. No necesitamos el amparo del legado que nos han dejado si somos una sociedad enferma, compramos cosas inútiles y nos fijamos en lo externo de las personas.

        No sé si será el final de una etapa, pero de lo que sí estoy seguro que una parte está muerta, a otra parte la están matando, unos pocos se han ido, se van o nos iremos de nuestro lugar de nacimiento, con lágrimas en los ojos, con el corazón roto, incompletos, pero con ganas de volver y luchar o simplemente luchar para que aquello que no está todavía muerto pueda revivir y eso sólo se puede hacer con un pacto entre la ciudadanía y los políticos, donde todos sean escuchados y no sean engañados.

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