No es nada nuevo ver como los políticos tienen la cara como el cemento, es más, cuando una figura política emerge y no tiene esa cara dura nos parece algo raro, no nos lo creemos, simplemente desconfiamos. Es normal. Algunos dicen que nos toman por tontos, otros somos los que decimos que nos toman por lo que somos en gran medida. Nos da miedo el cambio, nos aterra que los cimientos sociales pueden cambiar, a veces para peor, pero normalmente la historia nos ha enseñado que siempre los cambios nos llevan a mundo mejor. Es en esa sensación de terror donde los ciudadanos jugamos a la defensiva. Primero nos creemos todo aquello que nos dicen, o queremos creerlo, y cuando nos confirman que nos han engañado buscamos alguna teoría, tetra o excusa para acompañar nuestra defensa. En gran medida no nos importa la veracidad de ello, simplemente cogemos información parcial y la acercamos a nuestra teoría, da igual que haya mil fuentes demostrando lo contrario, si lo dice la tele es verdad.
Ya vemos como está el mundo profesional y como determinadas figuras se han cargado la reputación de una profesión. En la vida hay que saber adaptarse, pero sobre todo evolucionar, el periodismo de investigación, así como los análisis políticos de la actualidad han cambiado mucho respecto a los de hace cuarenta años. Ya no vale con publicar y emitir sin sentido, ahora existen unas herramientas que pueden corroborar o no la información. Nos guste o no la verdad lo cierto es que hoy en día puede llegarse hasta el fondo, bien es cierto que existe un gran electorado que como burros acuden a las urnas sin mirar más allá de las siglas, pero lo cierto es que poco a poco el ser humano parecía emanciparse intelectualmente, sin embargo la dejadez educativa y la comodidad de crianza ha creado una sociedad de vagos que prefieren ser manejados por otros, intelectualmente hablando. La lectura decae mientras los universitarios crecen, como autómatas sólo buscan una carrera para ganar dinero, da igual si gusta o no, olvidan que trabajar en aquello que no gusta no reconforta, aunque ganes millones.
Si seguimos analizando el motivo de la decadencia social y profesional de varias profesiones reside en la idea de que cada profesión es impermeable y la realidad es que no debe ser así. La historia no es sólo de los historiadores, la aportación de historiadores del arte, economistas, grafólogos, lingüistas, médicos, sociólogos, geógrafos, cartógrafos, antropólogos e incluso abogados ayudan a comprender determinados aspectos y momentos de la historia. Es cierto que el historiador es el que más preparado está para la investigación histórica, pero eso no exime de la participación de otras profesiones para comprender el código de Hammurabi, las cartografías del pasado, evolución económica… Algo así pasa en el periodismo, parece ser que sólo es accesible si tienes ciencias de la comunicación, es cierto que para informar o dirigir determinados programas debe de ser así, pero cuando nos adentramos en la comunicación en general lo correcto es que en el apartado de Cultura haya un historiador o alguien de similares características, cuando hablamos de tertulias sociales y políticas tanto en radio o televisión se debería contar con otras profesiones para que el análisis que se haga sea de mayor calidad, sin olvidar que en la sección de opinión un punto de vista diferente siempre es un punto de calidad del medio.
Bien pues como eso no funciona así, últimamente estamos viendo que gran parte de las figuras que participan tienen un padrino detrás que mueve sus labios y vemos como las profesiones se impermeabilizan provocando que los análisis y la información que llega a casa sea en muchos casos de baja calidad o muy sesgada en el mejor de los casos. Si a eso le sumamos una decadencia del espíritu crítico en la sociedad pues conlleva una sociedad que no ve más allá de las orejas, al igual que los burros.
En la vida no hay que tener miedo, pero sí respeto. Desde mi punto de vista es respetable que la derecha se junte para gobernar. Están en su derecho, es legal y constitucional. Ahora bien no tengan miedo de decir que son de derechas como hace ciudadanos, una treta sólo para que los votantes que tienen miedo de decir que son de derechas les voten escudándose en que son de centro. Ciudadanos venía a regenerar la política. En las pasadas elecciones pactó con el PSOE de Andalucía, con el PP de Madrid y con el PP nacional, no hay nada mejor que regenerar que ser la muleta de los que llevan décadas en el poder. En las últimas no sólo pacta con la extrema derecha farandulera en Madrid, a pesar de que The New York Times califica como de las mejores alcaldesas a Manuela Carmena, sino que llega a un acuerdo con el PP de Castilla y León que lleva treinta años gobernando. Toma regeneración. Toda la vida pensando que regenerar era intentar limpiar aquello que está sucio o podrido y resulta que no, que era mantener las ventanas cerradas. Aun así no puedo criticar los pactos, son legales y legítimos, simplemente no comparto el modelo que quieren llevar a cabo, pero como ellos saben que tienen los mismos objetivos sociales, políticos y económicos pues coherentemente pactan.
El problema es cuando la izquierda quiere llegar a un acuerdo, ahora ya la complicidad mediática cambia, ahora buscan hasta el día del nacimiento para intentar menoscabar el pacto, a veces lo consiguen como en el año 2016, no así en la moción de censura y esperemos que ahora tampoco lo consigan, pues la izquierda debe de perder el miedo, al igual que la sociedad debe de perder el miedo a la información veraz y no esconderse detrás de una bandera o un himno.
Con este reflexión pongo final a mi análisis.
En España lo mejor es el pueblo.
Siempre ha sido lo mismo.
En los trances duros, los señoritos
invocan a la patria y la venden;
el pueblo no la nombra siquiera,
pero la compra con su sangre.
Antonio Machado.
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