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    David García
    Historiador y Bloguero

El cuento de nunca acabar

El cuento de nunca acabar
Objetivo CLM - David García Huertas
Jueves, 21/03/2019 | Región, Ciudad Real | Portada, Opinión

     La historia ha demostrado  en más de una ocasión que la realidad de que la especie humana es la única racional está lejos de conseguirse. La historia, no sólo la nacional, nos ha dejado innumerables casos de traición, corrupción y malas praxis por parte de los humanos. Desde el nacimiento de los grandes imperios hasta la actualidad la manipulación mediática y la búsqueda de un interés egoísta ha predominado por encima de todo.

     La diferencia es que actualmente contamos con las herramientas propicias para poder frenar esa información vertida de manera intencionada cuyo único objetivo es desinformar.  A veces no basta con centrarse en leer, escuchar y ver aquello que nos interesa, sino que el contraste de información y una actitud crítica por parte de todos nosotros, algo que nos  debe llevar a sacar nuestras propias conclusiones y por consiguiente tener un punto de vista crítico e independiente.

      Egipto, Roma, los Reyes Católicos y sus descendientes Austrias, el siglo XIX y el siglo XX nos han dejado innumerables casos de como la propaganda puede ocultar la verdadera información y cómo puede hacernos ver sólo la parte que nos interesa. De esta manera obviamos lo que realmente afecta a quienes recibimos la información, pero nos quedamos en la propaganda porque nos da miedo mostrar nuestra oposición por el qué dirán.

      En la actualidad vivir en una pseudo-ignorancia es una actitud voluntaria, pues no hay medio que no se haga eco de determinadas noticias y por consiguiente obtenemos diferentes puntos informativos que nos deberían bastar para sacar nuestra conclusión. Todo esto es algo que parece obvio pero viendo la actual situación política parece ser que no está tan claro. A los ciudadanos parece ser que sólo nos interesa la información que nos dice aquello que queremos oír, sin importar el grado de veracidad existente en ella.

     La actual situación política es el fiel reflejo de esta actitud. La Santa Inquisición mediática y temerosa de la libertad de conciencia hizo caer a varios ministros del último Gobierno, mientras callan o pasan de puntilla por situaciones parecidas como son el caso de la sociedad de Begoña Villacís, el pago de impuestos en el extranjeros del penúltimo fichaje de Rivera, así como la dudosa transparencia en las primarias internas.

      Pero esto no es lo peor, pues al fin y al cabo sólo es el reflejo de lo que hace ya años algunos decíamos. Ciudadanos no viene a regenerar nada, ciudadanos nació para que todo cambie sin que nada cambie, el problema es que sí que es cierto que no contaban con dos aspectos. Por un lado que una parte de la sociedad ha optado por la libertad de conciencia y supo contrarrestar las adulaciones con información que demostraba lo contrario. Por otro lado la red clientelar de los grandes partidos hizo que el crecimiento no fuese tan grande como lo esperado.

      Sin embargo la historia parece ser que está empeñada en ponernos situaciones parecidas, unas cartas similares, pero una mano que las reparte diferente. El populismo es una enfermedad que acecha a toda la historia en diferentes momentos, con el mismo objetivo, las mismas actitudes, pero con diferente mensaje.

       En estas semanas hemos estado viendo como los diferentes partidos hacen presentación de sus fichajes de cara a las elecciones. Algunos han optado por diferentes profesiones, clases sociales e incluso etnias. Todo legítimo y sensato, pues el objetivo es que un grupo parlamentario cuente con expertos en todos los ámbitos para poder examinar las propuestas de los opositores, así como proponer alternativas. Sin embargo hay partidos que se empeñan en llenar el hemiciclo del poder civil con personalidades del poder militar, que aun siendo retirados o reservistas, la actitud y la disciplina es totalmente diferente a lo que un Congreso significa.

      La historia, siempre fiel y veladora de datos y acontecimientos, para hacernos ver qué sí y qué no, ha reflejado que en la historia reciente sólo ha habido dos naciones que optaron por apoyarse en militares retirados, reservados o parados. Ambos países acabaron provocando una segunda guerra a la que todo el mundo fue arrastrado.  Cuando Alemania fue desmilitarizada hubo un partido que dio en primer lugar y luego recibió el apoyo de los desamparados militares con Ernst Röhm a la cabeza, fueron el principal apoyo de un partido que buscó el exterminio de una raza. Por eso y salvando las distancias pues nunca se dan acontecimientos iguales en la historia, la candidatura de los militares a representar el poder civil me provoca estupor, pues bajo la tutela democrática parece ser una actitud similar al caballo de Troya. Quizás el ministro/a de defensa si debiese ser un alto grado militar, pues en ese aspecto los conocimientos serían superiores, pero más allá de ese apéndice, la mezcla del poder civil con el militar es un paso atrás democráticamente hablando.

      La vida no es la búsqueda de obstaculizar ni de buscar enfrentamiento, sino que debe ser una actitud positiva donde la libertad, el respeto al conciudadano y un espíritu positivo por cohesionar socialmente a toda la ciudadanía. Sólo así podremos convivir.

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