Querida Autoestima,
Hace tiempo que siento que no nos llevamos muy bien y nos estamos alejando. Si me paro a pensarlo, no quiero que sea así, aunque soy consciente de que no estoy haciendo mucho por retenerte a mi lado y hacer que te sientas a gusto conmigo y me facilites sensaciones agradables de seguridad y confianza, que tanta falta me hacen.
Cuando nos conocimos yo era una niña, una niña pequeña a la que le reían las gracias, le decían lo especial que era, lo bien que hacía algunas cosas y yo, me lo creía. Con el paso del tiempo y haciéndome algo más mayor, esos comentarios y valoraciones fueron cambiando, se hicieron menos frecuentes, empezaron las comparaciones con otras niñas que hacían cosas más llamativas o que seguían llamando la atención y obteniendo reconocimiento. Yo me fui sintiendo que te alejabas, que te perdía y que no merecía ese valor que observaba en otros.
Pero sé que, de algún modo, no ha pasado día que no haya hecho algo que merezca ser tenido en cuenta, que merezca ser considerado por el esfuerzo o el compromiso mío que supone. Aunque los demás no me lo digan o no lo vean de la misma forma, siento que, ahora que soy más mayor y una mujer adulta, mi autoestima depende casi exclusivamente de mi.
Ahora somos tu y yo, cara a cara. Día a día tengo que recordar que estás ahí, para mi, para contribuir a ese autoconocimiento, a esa seguridad y confianza. Aunque haya momento en los que las cosas no salgan bien, sé que tengo que reconocer el compromiso con mis aprendizajes, la voluntad de mejorar o la fortaleza de ser constante en lo que hago. También en la capacidad de reconocer sinceramente lo que se me da bien y lo que necesito mejorar para sentirme más a gusto y más fuerte.
Sé que quieres que me conozca a fondo, que vaya hacia mi interior y vea lo que realmente me define y me identifica como persona y que, con todo ello, aprenda a sentirme especial, capaz y comprometida. Y que me proponga retos y metas que me harán entender que actúo para conseguir ser lo que quiero ser y para llegar donde quiero llegar. Aunque pueda cambiar de rumbo y de camino tantas veces como me dé la gana, pero siguiendo un plan para mi.
Querida autoestima, sé que quieres que te sienta cerca, que mantengamos un diálogo fluido y constante y que no me olvide de lo importante que eres para mi equilibrio y para mi felicidad. Sé que tengo que ser yo la que no me olvide de cuidar de ti. Y tu, a cambio, vas a estar siempre conmigo, aunque a veces te sientas abandonada. Prometo no olvidarme de ti, ni un solo día. Gracias por todo lo que me aportas.
catalinafuster.com. Psicóloga y Coach
Me gusto