Elena lleva semanas resoplando internamente, se acerca la Navidad, esa época del año que tan poco le gusta, que le fastidia porque desde hace años, decidió que no tenía nada que celebrar. Desde que era muy joven recordaba los comentarios de su madre diciéndole: ya verás como cambia la Navidad, cuando seas mayor y te falten seres queridos ….
Para Elena, la Navidad es algo que va más allá de las creencias religiosas, es un fenómeno social y cultural que lleva asociadas algunas características muy concretas. A nivel social, se trata de una época de consumo evidente, las compras, las comidas, los regalos y, a continuación, las rebajas. A nivel cultural, puede ser una época de solidaridad, de prestar atención a los demás, hacer algo que salga de lo habitual. Tal vez esta reflexión le ha permitido a Elena darse cuenta de que puede elegir, puede hacer que la Navidad de este año sea lo que quiere ella que sea.
Elena trabaja en una oficina de una empresa de distribución de productos. En estas fechas suelen celebrar una comida de empresa, se reúnen y comparten un tiempo de compañerismo, están de una manera distendida y alegre. Es una costumbre que se repite cada año, aunque a veces, algún compañero o compañera se ausenta y no participa. No es obligatorio, pero se agradece que estén todos y todas. A Elena le gusta participar, lo siente como un día en el que se relacionan de otro modo con las personas de la empresa.
Pero en casa es diferente, a Elena le molesta tener que juntarse con la familia y hacer como si nada, aparentar cosas que no siente, o tener que seguir la tradición, casi “porque sí”, “porque siempre se ha ha hecho así”. Elena tiene ganas de escaparse unos días a la nieve, o de irse a perderse con los suyos a un pueblecito de la sierra, o a cualquier otro lugar en el que estar tranquila y hacer lo que a ellos les apetezca, pero se siente comprometida con esas costumbres, casi absurdas, que está convencida que no le gustan a nadie, y que repiten sin cuestionarse cada año. ¿Y si lo plantea? ¿Y si este años se atreve a proponer otro plan alternativo? En definitiva, ¿y si este año Elena se atreve a tener en cuenta sus necesidades, sus sentimientos y su voluntad?
Solo el hecho de pensarlo, produce en Elena una sensación agradable, le genera una sonrisa y le trae luz y chipa a su mirada. Lo ha decidido, hablará con su pareja hoy mismo, le propondrá irse con sus hijos a pasar unos días fuera, o quedarse y montar una fiesta con amigos. Le propondrá escaparse solos a hacer alguna excursión, o a relajarse en un pequeño balneario. Elena ha decidido que esta Navidad va a tener en cuenta sus deseos, se va fijar en lo que quiere hacer esos dos fines de semana y va a invertir en su bienestar y el de los suyos, los más cercanos, los que quiere tener cerca y con los que se siente bien de compartir cualquier cosa. Si es necesario cuidar de alguien, también lo hará, repartirá esa responsabilidad con quien tenga que hacerlo, pero cuando pueda disponer de su tiempo, lo utilizará como quiera hacerlo. Y no se sentirá culpable, porqué tendría que sentirse así, no está haciendo nada malo en ejercer su responsabilidad de ser feliz. Esto es lo que espera de esta Navidad. ¿y tu?
catalinafuster.com | Psicóloga y Coach
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