Después de un verano atípico volvemos a la rutina del tiempo oscuro. Los municipios vuelven a respirar soledad. La vida del sol de verano se ve eclipsado por la oscuridad que representa la luna del otoño y el invierno. No ha habido fiestas, algo que ha hecho que los negocios municipales hayan llegado al final del verano con la lengua fuera, veremos a ver qué negocio puede seguir esta maratón.
Una maratón que como en los juegos olímpicos llegar a la meta llegan todos o casi todos, pero hay muchos atletas que fracasan en el intento de llegar a la prueba. El 14 de marzo se nos prometió que nadie quedaría atrás. En el verano nos dieron libertad, quizás antes de tiempo, pero eran muchas las presiones a este Gobierno por parte de la oposición, determinados sectores económicos… Ahora también necesitamos un Gobierno que no olvide a los trabajadores, a los autónomos y a las Pymes. Ese tejido social y económico, que ahora más que nunca necesita no sentirse desamparado y abandonado.
Situación excepcional, situación donde todos debemos arrimar el hombro. Debemos tener un objetivo claro, vencer la pandemia, no sólo sanitariamente. También los efectos económicos que vendrán después.
No es el momento de hablar de la Jefatura de Estado, que ojalá después de todo esto pueda elegirse. No es el momento de buscar votos. Los votos vendrán después de la gestión. No es cuestión de banderas.
Es cuestión de preguntarse por qué faltan médicos/as y enfermeros/as. Por qué faltan profesores/as. Por qué los autónomos y pequeñas empresas llegan asfixiadas a fin de mes. Es cuestión de que por una vez en la historia prime el bien común sobre el bien individual de cada partido. No es cuestión de recortar y privatizar, o aprovechar el momento para agradecer favores partidistas a las oligarquías económicas. Es momento de poner el capital al servicio de un país. Es el momento de que los bancos devuelvan el rescate para que el tejido económico de los municipios, pequeñas ciudades y grandes ciudades pueda sobrevivir. Si hay que confinarse volvamos a la cuarentena. Prestaciones a los autónomos y facilidades a las empresas, grandes y pequeñas. Para volver más fuertes, pero con la responsabilidad de las instituciones locales de ayudar al comercio local.
Después de que todo esto pase volveremos a debatir sobre la Jefatura de Estado, sobre la memoria democrática, rendir cuentas sobre la presunta corrupción, se llevarán al juzgado y se juzgarán a quien se han dedicado a obstruir el trabajo de la justicia para tapar la corrupción. Hablaremos de los problemas de ocupación y perseguiremos los chiringuitos por los que unos pocos siempre acaparan los mejores contratos públicos, o como siempre la familia del político de turno acaba lucrándose de manera directa o indirecta.
Como me despedí antes del verano, quizás este desaguisado político a todos los niveles es fruto del clientelismo político que lleva a determinados puestos políticos a personas no válidas. Quizás no sólo es cuestión que en las ciudades no les importemos los ciudadanos que vivimos en municipios que poco a poco mueren, sino que somos ciudadanos abandonos por todos los sectores políticos. Y si ellos no nos cuidan estamos muertos. Si ellos nos asfixian serán los verdugos de sus propios municipios, de sus propias comarcas y de sus propias comunidades. No se puede pedir responsabilidad al ciudadano de a pie y no ser responsable desde las instituciones.
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