Siempre son necesarias unas semanas para reflexionar, para meditar. Para llegar a conclusiones. En la sociedad actual todo el mundo dice no interesarse por la política. En realidad es así, ya no existen esas largas conversaciones donde eruditos reflexionaban y llegaban a conclusiones. Y nosotros aprendíamos.
Ahora existen esas tertulias en grandes cadenas donde la mayoría de sus tertulianos son afines a un partido u otro. Que no es afinidad ideológica, simplemente es afinidad a un partido que pueda reportar un beneficio. No sólo personal, sino también económico a la cadena o al programa. De ahí que siempre sean las mismas figuras y los argumentos siempre repetitivos. Bien es cierto que siempre hay tertulias que salvar, o mejor dicho existe todavía el perfil del tertuliano que defiende sus ideales allá donde va, sin pensar en los beneficios o perjuicios que puedan provocarle personalmente.
Llevamos semanas hablando de la posible vacuna, un motivo por el que las bolsas empiecen a especular. Sin embargo de cómo Amazon contactó con el hombre de Villarejo, para conocer a los cabecillas de su huelga, de eso no se habla. Es el capital querido amigo.
Llevamos semanas hablando de la llegada de migrantes a Canarias. Sin embargo no hablamos de la responsabilidad que este Gobierno tiene con el conflicto actual en el Sáhara occidental. Pero esto el poder bailando al son del capital.
Los flujos migratorios han sido una constante en la historia. Desde la prehistoria, pasando por los fenicios y los imperios antiguos. Y así a lo largo de toda la historia. Las potencias que iban creciendo necesitaban llegar a lugares nuevos cuando sus metrópolis no les cubrían las necesidades mínimas.
En la actualidad no estamos tan alejados. Los motivos son otros quizás, las coyunturas son diferentes, pero no es nada más que un baile que hace el capital con los poderes políticos. Ellos nos pisan y acaban culpando a una parte de los ciudadanos. Con el único fin de enfrentarnos.
En la antigüedad se buscaban nuevas oportunidades sociales y económicas, en nuestra postguerra se buscó una oportunidad o una huida de la muerte. En la actualidad son por diversos motivos los flujos migratorios. Mafias, búsqueda de oportunidades y por supuesto oportunismo. Sin embargo no es nada más que la consecuencia de un capitalismo salvaje. Las hienas siempre están cerca de los moribundos para luego desgarrarle la piel.
La política no debe enfocarse sólo en dar cobertura y en recibir, sino en salvar vidas. Para ello se necesita valor. Se necesita apostar por el desarrollo de aquellos países que no están del todo desarrollados. Con el único objetivo de que su vida no valga tan poco que tengan que ponerse en una balsa con cientos de personas. Pero queridos amigos, el capital siempre necesitará trabajadores semiesclavos y de bajo coste. Siempre se necesitarán unas manos para coser baratito… en definitiva siempre se necesitarán pobres para que las hienas sigan alimentándose.
Algunos regímenes callaron ante el avance de Hitler, otros callaron y complacieron al régimen de Franco. Hoy se cobija y se facilita la pobreza en una parte del mundo para saciar el hambre de dinero del capital. Al final el poder no deja de ser un cómplice más de la injusticia social en el mundo. Y nosotros si callamos sufrimos los desórdenes sociales del mundo.
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