Cada cierto tiempo ocurre. Estoy dando una charla, o realizando una sesión de formación en un curso, y aparece el debate: el ejemplo de alguien que ha tenido suerte; que le ha salido algo bien, en opinión de alguno de los presentes, que ha logrado encontrar un trabajo o una oportunidad. Llegados a este punto mi pregunta es ¿qué es la suerte? ¿qué significa “tener suerte”? ¿cuál es la diferencia entre suerte y azar?
Muchas personas dicen creer en la suerte, en las casualidades, de estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado para aprovechar una oportunidad. Una frase que se le atribuye a Thomas Jefferson (3er Presidente de EE.UU), dice: “Yo creo mucho en la suerte. Y he constatado que cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”. Si tenemos en cuenta que este señor vivió entre 1743 y 1826, puede resultar curioso que ya hubiera personas con una visión tan clara de lo que supone la influencia de cada cual en las circunstancias que nos rodean.
Otra reflexión interesante la encontramos de Nicholas Murray Batler (pedagogo y filósofo estadounidense. Premio Nobel de la Paz en 1931). Él decía que “hay tres grupos de personas: las que hacen que las cosas pasen, las que miran las cosas que pasan y las que preguntan qué pasó”.
En definitiva, que esta idea de provocar que las cosas ocurran no es un invento moderno de quienes nos dedicamos al Coaching o de quienes buscan argumentos de motivación y pensamiento positivo. Hace ya mucho tiempo, las personas que han tenido la capacidad de pararse a pensar, conocerse, reflexionar y trabajar en su responsabilidad, ya se han dado cuenta de que tenemos la posibilidad que hacer, si, si, hacer que las cosas ocurran. Y hacer significa acción.
¿De qué te quejas frecuentemente? ¿qué haces para cambiarlo? Ya sé que alguna respuesta puede ser: “no puedo hacer nada”. Lo siento, pero eso no es verdad. Tan claro y tan duro como suena. Seguramente puedes hacer más de lo que ahora imaginas, aunque eso requiere trabajo, esfuerzo, compromiso, creer en ti, constancia y algún que otro recurso más que no estás utilizando.
Y te lo cuento ahora, en pleno mes de agosto, cuando tal vez estás a medio gas, sobreviviendo al calor; porque dentro de unas semanas llegará septiembre, volverás a ponerte frente a tu realidad, sea la que sea, y desearás que algo cambie, que algo ocurra. Así que ya lo sabes: haz que las cosas ocurran. Define concretamente lo que quieres cambiar, empieza a hacer una lista de tareas que te ayuden a ello, ponles fecha de inicio y revisa tu compromiso con ellas. Actúa. Hazlo.
catalinafuster.com | Psicóloga y Coach
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