La nueva ministra de Sanidad y la Consejera de Igualdad y Portavoz del Gobierno de la Junta de Castilla-La Mancha han demostrado ser el mejor antídoto para el machismo estructural que existe en España.
Hay que partir de la base que ese machismo estructural al que hago referencia consiste en la actitud que ha tenido parte de la sociedad frente a un posible 8M multitudinario. Esa clase social que pedía libertad para manifestarse, cacerola en mano, sin respetar a nadie. Esas personas clasistas que con sus descapotables se manifestaban pidiendo libertad. Incluso la extrema derecha que sin haberse producido ni una manifestación se lanzó a rescatar el argumento del año pasado. Culpar el 8M, con el único fin de criminalizar el feminismo. Todo ello siempre amparado bajo la propaganda de algunos medios de comunicación y tertulianos/as donde el único objetivo es atacar al feminismo y derrocar todo gobierno que huela a progreso.
Sin embargo los mismos tertulianos que criminalizaron el 8M del año pasado, y que ya se habían lanzado a verter todo tipo de improperios a este Gobierno y la posibilidad de que se convocaran manifestaciones. Esas mismas personas que ya han dejado correr su veneno son las mismas que han callado ante el mitin de Vox el día de Andalucía. Porque en definitiva les da igual la situación actual. El objetivo es desgastar los diferentes gobiernos progresistas.
Por eso quería destacar dos figuras políticas. Tanto la ministra de sanidad, Carolina Darias, así como la Consejera de Igualdad y Portavoz del Gobierno de Emiliano García Page, Blanca Fernández, se han desmarcado de la posibilidad de celebrar manifestaciones el 8M. Frente a la actitud de algún partido y la propia ministra de igualdad que optaron por no pronunciarse en un principio ante tal posibilidad, las dirigentes socialistas no perdieron un minuto en decir que no era el momento de manifestarse.
Hay que recordar que hace unos meses las críticas fueron abismales por la insensatez de los manifestantes del barrio Salamanca. No se puede caer ahora en el error de darles un argumento para frenar los avances que el feminismo está consiguiendo. Por eso la mejor actitud política es la de fomentar y defender un 8M diferente. Redes sociales, videoconferencias y visibilidad pública, pero sin dar la oportunidad al machismo estructural de volver a atacar este movimiento con el mismo argumento.
El año 2020 nos golpeó con mucha dureza. El 2021 nos está asfixiando. Por eso necesitamos adaptarnos, esta lucha es de todas las personas que buscamos el avance social. Sin una sociedad igualitaria la civilización desaparecerá, pero ésta sólo se conseguirá con políticas de altura y no con actitudes de niños/as malcriados/as, egoístas y consentidos/as.
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