La idea era volver después de todas las fiestas navideñas. Sin embargo hay realidades que es mejor no dejarlas pasar. Es verdad que las dos personas protagonistas en las navidades siempre son José Mota y Cristina Pedroche. Hasta la fecha poco o nada he escrito al respecto. Sin embargo en esta ocasión no podría dejar pasar la ocasión.
En primer lugar debo dar la enhorabuena a José Mota por el magnífico programa. Con su peculiar humor, del que debo reconocer ser fan, no dejó un tema candente sin tocar. Desde el ámbito general no dejó político sin reflejar con sus incongruencias. Desde el ámbito más particular hizo una crítica social en profundidad. Dejando claro que tema ocupaba. Desde las sectas hasta los fanáticos ideológicos como fue con los calvos. Pasando por la defensa de la sanidad pública y alguna que otra puya a los seguros privados. Es verdad que lo vi dos veces para recoger cada uno de los matices y la verdad no descarto volver a verlo, como hago todos los año, para sacar el máximo partido a un humor serio y de calidad.
Por otro lado, en mi casa es tradición ver las uvas en TVE1, algo que en realidad a mí me da igual, pero luego siempre se hace zapping para ver todos/as los/as presentadores/as. No me centro en el vestido. Es algo que siempre he dicho que me da igual y que cada persona presenta las campanadas como quiere. Sin embargo la hipocresía es algo que en cierto modo me molesta. Este año Cristina Pedroche ha hecho gala de un traje en defensa del medio ambiente. Algo que en otras circunstancias, a mi juicio, vendría a concienciar. Quizás lo haga. Pero pone de relieve un problema como el cambio climático del que casi todas las personas somos conscientes. Sin embargo me llamó la atención que igual que en otra ocasión se hizo referencia a los refugiados de la guerra de Ucrania en esta ocasión otros refugiados no hayan sido tan importantes para resaltarlos en un momento así.
Desde el primer año fui defensor de la libertad para presentar las campanadas, un programa o una forma de vida particular. Sin embargo cuando se ensalza la bandera del compromiso social debe hacerse con toda persona sin importar país, raza o religión. Las injusticias son para defenderlas todas, si no es así se está siendo populista.
Esta es la diferencia que encontré con el otro protagonista que después de tanto tiempo haciendo humor es capaz de resaltar las vergüenzas de todo político, acontecimiento o movimiento social que es dañino para la sociedad.
Lo triste es que mientras del astuto humorista apenas se habla en los medios, del vestido han corrido ríos de tintas. En definitiva vivimos en una sociedad superficial y selectiva con las injusticias.
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