Siempre se ha hecho referencia a la especie humana como el animal racional. También se ha dicho que el ser humano es la única especie que tropieza dos veces con la misma piedra. Ambos dichos tienen una parte de verdad, así como cuando nos referimos a la juventud como la generación más preparada. Pero si analizamos el conjunto vemos como es mínima la verdad en comparación con el despropósito social al que asistimos.
Las elecciones andaluzas han dejado un espectro político interesante, el ganador moral ha sido el quinto, es así. Los dos grandes partidos perdiendo votos y en constante decadencia, Ciudadanos ascendiendo pero no llegando a las expectativas marcadas y un Adelante Andalucía que no sabe aprovechar el descontento andaluz.
La idea de esta reflexión no es sólo apuntar al sistema político, sino al sistema social en su conjunto, algo que abarca también la política.
Cada vez el descontento con la política es mayor, en parte razonable y entendible debido a los tejemanejes que todos hemos llegado a conocer. Las constantes barreras y las luchas internas que frenan la llegada de aires frescos y renovadores, unos políticos de cuna donde el desconocimiento del mundo laboral les ha provocado cometer incalculables errores han provocado el descontento de las clases populares.
Tras la meritoria Transición España ha sucumbido ante una domesticación social donde parece que nada nos afecta. Ayer conocimos como Macron no hará efectiva la subida del carburante tras duras protestas de los llamados Chalecos amarillos, mientras tanto en España nos han saqueado, subido los impuestos, nos niegan la subida del salario mínimo, nos suben el carburante, aun así no se ve ni un movimiento en contra de los diferentes gobiernos, sólo nos enfada que expulsen a la estrella de nuestro equipo de fútbol. Así pues poco a poco, sin mucho ruido pero siendo efectivos nos recortan en sanidad, educación, la ley mordaza nos recorta la libertad, nos mandan mensajes intolerantes, fragmentarios y manipuladores y nosotros sólo asentimos y seguimos caminando. No prestamos interés a cómo se consiguieron esos derechos, no pensamos en la sangre que se derramó para que todos pudiésemos votar, para que ahora denostemos tal derecho. No recordamos las vidas que costaron los derechos laborales actuales, así como la consecución de las ocho horas laborales. Ahora sólo seguimos a alguien que nos dice aquello que queremos oír, pero que en realidad no nos preguntamos si es lo correcto o no.
El ascenso de VOX es preocupante, si preocupante. Que un partido cuyo candidato a la junta ya está señalado por presunta prevaricación ante la ley de violencia de género, una ley que quieren derogar, así como su dedo inquisitorial sobre el PSOE por ser el presunto culpable de la Guerra Civil, según Abascal, mientras ignoran que la Guerra Civil es muy sencilla de enmarcar. El 18 de julio Franco y sus secuaces fascistas dieron un golpe de Estado que acabó en una Guerra Civil que dividió el país. Punto.
Han buscado objetivos claros y concretos. Inmigrantes, ley de Memoria Histórica, Cataluña, autonomías, han utilizado el 0,1% de las denuncias falsas de violencia de género para acusar a las mujeres y luchar por la derogación de la ley que las protege algo. En su primera “victoria electoral” no han dejado pasar a su “cuartel” a medios que no eran afines, quieren ilegalizar asociaciones como las feministas, abogan por subvencionar la tauromaquia para que sigan cobrando sus grandes sueldos los toreros, imagino. Así su amigo Morante podrá recorrer España toreando cuando quiere, porque si analizamos lo que hizo en su primer toro en Cuenca esta temporada sería de juzgado de guardia. En definitiva, el conjunto de su mensaje en nada me afecta a mí, pero sé cuál es su objetivo y no quiero ser cómplice, por mucha azúcar que se pueda poner no deja de retumbarme en la cabeza los gritos favorables a Franco en algunos de sus mítines. Un mensaje que se escuchó en Berlín y que aunque no me afecte ahora no quiero callar por si mañana ya no queda nadie que pueda venir a defender mis intereses cuando vengan a por mis ideales.
Si analizamos lo que hasta ahora he ido desgranando vemos que hay diversos culpables y diversas incongruencias sociales. El derecho a la huelga y a la manifestación es algo necesario para poder afrontar y prestar enfrentamiento a la merma de nuestros derechos, en ello no se debe escatimar fuerzas, pero una cosa es eso y otra manifestarse ante unos resultados electorales. Manifestarse tras unas elecciones no es digno de una democracia, lo realmente triste es el número de personas que prefieren abstenerse y dejar su devenir en manos de los demás. El Brexit salió favorable, muchos culparon a los mayores que fueron a votar que sí, pero la realidad es que a juventud no se comprometió con votar en contra, así pues luego no se puede protestar por los resultados si no nos implicamos. Donald Trump ganó unas elecciones donde sólo votó el 55,4% de la población, es decir, la mitad de la ciudadanía, posteriormente se vieron protestas, pero la realidad es que existe una responsabilidad social que muchas personas no tienen. En Andalucía faltaron algo más de cuatro mil votos para que por primera vez PACMA entrara en la junta, un diputado que habría quitado a VOX, ¿ven como no sólo es votar a lo de siempre o los radicalismos? ¿Van viendo la necesidad de implicarse en política? ¿Acaso no saben que Abascal que ahora quiere suprimir fundaciones ha estado cobrando del erario público gracias al dinero que el PP de Madrid daba a fundaciones qué el mismo presidía? ¿Acaso no saben qué si las Comunidades Autónomas desaparecen los más perjudicados seremos los habitantes de pequeños municipios qué nos veremos abocados a la salida de éstos?
Decía Voltaire que en la tolerancia reside la paz, que a quienes tienen un mensaje intolerante no se les debe tolerar, da igual la religión, la raza, el sexo o la orientación sexual, quien es intolerante no debe recibir tolerancia, ahora bien una vez erradicada la intolerancia todo ser humano debe ser respetado y respetable, sin importar la religión, raza, sexo u orientación sexual.
Sin duda alguna estas últimas elecciones provocarán muchas noches de análisis internos en los partidos, quizás deberían abrir ventanas y reclamar la participación de los ciudadanos en los análisis, quizás deberían recoger información directa de los municipios para saber qué está pasando y en qué se está fallando, a veces bajar del pedestal ayuda a crecer.
Sin duda alguna es un problema que abarca a políticos y ciudadanos pero que todos los ciudadanos sufrimos las consecuencias, el descontento no debe hacernos caer en los brazos del fascismo.
Padre, perdona a quienes cayeron en el fascismo porque no saben lo que hacen, la carne humana es débil y el diablo aprovecha la mínima oportunidad para sembrar el mal.
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