Dicen que cuando a uno le apasiona determinados asuntos no puede eludirlos. También dicen que cuando uno tiene una responsabilidad social ni puede ni debe renegar de ello. Otros simplemente te paran por la calle y te dicen, hace mucho que no leo nada tuyo. Lo cierto es que debido a la actual situación social a veces el tiempo nos hace sacrificar una parte de nuestras pasiones para poder seguir caminando firme, pero siempre habrá un día en el que se vuelva.
Eso parece ser que es lo que le pasa a un servidor, que ni tengo tanto tiempo para leer lo que quisiera, ni tanto espacio para escribir lo que desearía, aunque siempre primer la lectura sobre la escritura, debido a que si no hay lectura rara vez hay conclusiones que escribir. Siempre he sido de los que me ha gustado escuchar y empaparme de los posos de la opinión y hechos acaecidos para poder sacar una conclusión personal, pero muy cercana a un análisis real.
Lo cierto es que llevamos tanto tiempo hablando y escuchando sobre el asunto catalán que se nos están ocultando un sinfín de asuntos igual o más graves, eso sí no son asuntos de banderas. Se está tapando corrupción, se están tapando puertas giratorias cuanto menos de dudoso merecimiento, nos centramos en algo tan superficial como el efecto visual del color de la camiseta de la selección de España para sacar esas opiniones que huelen a tocinillo rancio, que no es nada más que un síntoma de la delicadeza democrática. Algo que personalmente me da un poco de miedo, pero no me sorprende nada.
Es el día a día el que nos da las respuestas y las conclusiones más acertadas, un simple olor nos transporta a un mundo imaginario, pero a la vez muy real.
No era un gran día, más bien era uno de esos pocos días que esta año ha llovido y hacía frío, fui a comprar un perfume, al intentar ponerme un poco noté que algo había cambiado, la esencia de dicho perfume había cambiado. No sé el motivo, imagino que un cambio químico, pero lo cierto es que la esencia que me hacía comprarlo lo había perdido, fue entonces cuando una momento tan simple me llevó a la triste realidad.
Los partidos políticos han perdido la esencia, aunque para ser claro más bien debería decir nuestros políticos actuales han perdido la esencia de la verdadera política.
Andamos escuchando a oradores de palacios, siempre bien pagados por detrás, que sólo se dedican a lavar la imagen de quien paga, el resultado es una sociedad informada a medias y un analista mediocre y sin esencia. Cuando la nueva política pacta con la vieja política que gobierna, ya sea en Andalucía o Madrid y sólo es la muleta, pierde la esencia regeneradora. Si la nueva política sólo se marca llevar a cabo un sorpasso y por ello siguen manteniendo al Gobierno anterior e incluso lo hacen más fuerte, pierden la esencia del cambio. Cuando un partido lleva la limpieza de corrupción por bandera y la independencia judicial por bandera y al final se queda fuera del Congreso y para acaparar unos votos gira a la derecha más dura, significa la pérdida de una esencia de pureza.
Si algo han tenido todos en común es en atacar a quienes se han quedado en una situación intermedia, pero la realidad es que no era cuestión de bandos, era cuestión de miras de futuro. El Govern no calculó el daño que iba hacer intentando enfundarse una bandera independentista con el único objetivo de acallar la corrupción, pero el Gobierno tampoco supo anticiparse y como siempre llegó tarde.
Llegó tarde como cuando se manifestaba contra el matrimonio gay junto con Rouco Varela, matrimonio que ahora aplauden. Como llegaron tarde en la cuota de porcentaje electoral femenino criticando en 1988 el 25% que el PSOE puso, pero años después poniendo en cargos importantes a mujeres. Han llegado tarde en el asunto catalán atacando un estatuto que ahora el ministro Dastis vería con buenos ojos.
Quizás no sea sólo culpa de llegar tarde sólo, sino que los que acaban de llegar tienen una capacidad nula de liderazgo y cero de responsabilidad de gobierno. Un líder puede equivocarse en sus decisiones, pero no puede culpar a los demás. Si Podemos no quiso investir a Sánchez que no lo culpen ahora de estar al margen, son el Gobierno y el Govern quienes deben solucionarlo. Pero existe ese tipo de líderes que no sólo culpan a otros, sino que hacen de sus errores el de todos, por eso los líderes cobardes preguntan todo a sus bases, así se escudan en ellas. Con la ruptura del pacto en el Ayuntamiento de Barcelona es el mejor ejemplo, unas bases divididas que pueden repercutir negativamente en las elecciones. A veces más democracia no es más libertad, y ni mucho menos se es mejor gobernante, preguntar todo a las bases es el claro ejemplo de un líder que no sabe dónde va.
La política debe recuperar su esencia, su valor y para ello debe haber gente decidida a estar en ella, para ello debemos de hacer una sociedad más informada y menos manipulada, la política debe tener los posos esenciales de los políticos de raza, de los que saben negociar, de los que no miran sólo por su ego, debe haber políticos que gobiernen para todos, no sólo para los suyos que en muchos casos son meros súbditos que aclaman a determinado líder como si de una secta fuese.
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