Se dice que cuando los políticos hablan de un tema de manera monolítica, dicen hacer mucho por dicho tema y en realidad el avance es nulo es el claro ejemplo de incompetencia. Hace unas semanas se autoproclamaba presidente de Venezuela Juan Guaidó, tras esta acción hubo países que se postularon a favor o en contra. Otros se mantuvieron al margen y han dejado pasar tiempo. La excusa perfecta es la lucha contra la pérdida de los derechos humanos de Venezuela, sin embargo no pasa desapercibido que hay otros intereses.
Hablemos un poco de que sería luchar para conseguir unos derechos humanos más justos.
Empezaré por la ablación del clítoris en millones de niñas africanas. Un acto que cada vez levanta más recelo, pero los políticos europeos y estadounidenses no intervienen en esos países. África un continente plagado de dictaduras o monarquías teocráticas, pero que parece no ser suficiente para atraer la acción de los políticos de grandes sillones, cuando la realidad es que allí si hace falta gente que luche por conseguir más derechos humanos sobre todo por esas niñas que pasan un calvario.
Si miramos al continente asiático encontramos pseudo democracias, dictaduras y monarquías de dudosa legalidad en cuanto a derechos humanos se refiere. Luchar por los derechos humanos sería, más allá de facilitar la vida de esas niñas que serán sometidas a una mutilación genital, luchar por la igualdad de los homosexuales y mujeres en Arabia Saudí, así como ayudar a la apertura de Corea del Norte. Paliar la crisis en Siria, así como mirar hacía la franja de Gaza o el Sahara serían iniciativas que de verdad podrían darles credibilidad a los políticos que tanto hablan ahora de derechos humanos.
Sin embargo tras un pomposo discurso se esconde el interés por determinados materiales. Petróleo, diamantes, oro, mano de obra barata… son objetivos que el capitalismo más radical necesita para poder seguir existiendo. Mientras eso nos sea proporcionado al primer mundo nos da igual si hay dictadura, monarquía teocrática, república o cualquier otro tipo de modelo de Estado, si encima nos beneficia económicamente los nombramos encargados de los derechos humanos aunque en su país se cuelguen homosexuales y las mujeres no dejen de ser un mero objeto.
Esto no consiste en ser partidario de Maduro o de Guaidó, esto consiste en razonar por uno mismo. Un presidente que no está a la altura políticamente hablando, carece de discurso diplomático y no ha sabido ver la evolución social no es un motivo para calificar de dictadura un país donde los gobernantes han perdido plebiscitos y elecciones.
Ahora los políticos nos dan lecciones de qué es lo que debemos condenar como dictadura. Partidos como Ciudadanos que se niegan a condenar la dictadura franquista, pero si ven en Venezuela una dictadura, no deja de ser cuanto menos sorprendente.
En varios de mis artículos he hecho referencia a una frase de Adolfo Suárez, el futuro de un país no está escrito, sólo el pueblo puede escribirlo. Los venezolanos son los que deben decidir su futuro, llegará el día donde las urnas vuelvan a ser el principal actor del día y Europa, EEUU y el mundo entero podrá examinar las elecciones y aquel que sea votado por el pueblo deberá ser respetado, nunca una democracia podrá ser impuesta mediante bloqueos económicos, sociales o mediante las armas. Los países que reconocen a Guaidó están expuestos a que un grupo minoritario ensalce como presidente a un autoproclamado y si hay países que lo reconocen tendremos un problema.
Pero como podemos pensar que nuestros políticos van a mirar por los derechos humanos cuando no son su principal motor.
Políticos que no cumplen su palabra una vez pasadas las elecciones, políticos que se ríen de los represaliados de una dictadura, políticos que son capaces de posicionarse en contra del taxi porque su marido se ha beneficiado de una puerta giratoria y ahora mama de las licencias VTC como por ejemplo el marido de Inés Arrimadas. Políticos que hacen casas de alquileres sociales antes de las elecciones y luego venden dichas casas a fondos buitres que en un alto porcentaje provocan el desahucio.
A veces pienso que Cánovas, Sagasta, Canalejas, Maura y otros tantos desde las alturas siguen manejando este sistema turnista.
Todos opinarán sobre ti, sobre tu manera de pensar y de actuar, todos te dirán cómo debes vestir, actuar… qué debes hacer, decir y plantearte. Muchos te frenarán o lo intentarán e incluso pondrán piedras en tu camino, pero el trabajo duro, la personalidad de saber cuáles son los objetivos harán que aceptes todos los consejos para mejorar tu camino, pero el camino debes fraguártelo tú.
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