Llevamos unos días algo convulsos. Las sedes socialistas se ven amedrentadas, algo que en democracia debería unir a todo partido que se considere demócrata. No es así, se ha alimentado un monstruo que es difícil de parar ahora. Una cosa es manifestarse y otra perseguir e intimidar.
Algunos medios hablan que son unos pocos los ultras. Sin embargo todos los días hay varias banderas preconstitucionales, cantan varias veces “el cara al sol” y, añadiendo los insultos al presidente en funciones, se oyen críticas a la monarquía. Ayer Abascal visitaba la manifestación. Imagino que intentando captar votos. Pues parece ser que se siente cómodo entre estos ultras. Sin embargo lo más triste es que la derecha institucional no es capaz de decir; “no estamos de acuerdo con lo que firman PSOE y JUNTS, pero esta violencia es sólo culpa de los violentos” siempre buscan una forma de condenarla con la boca chica pero siempre culpando a Sánchez.
Estar donde están los fascistas hace cómplice a toda persona que allí está. Esa ideología es excluyente e inquisitorial. La tolerancia sólo excluye a la intolerancia. Por eso no sólo debería ser condenada social, política y judicialmente, sino que debería perseguirse porque siempre tendrán un enemigo a quien amedrentar. Los fascistas son los abusones del colegio y quienes no lo condenan son los cómplices que éstos tenían en el colegio. Bien por miedo o para que no sean objeto de abuso.
Sin embargo la realidad me lleva más allá. La amnistía sinceramente ni me va ni me viene, y menos viendo lo que se ha firmado, es algo superficial donde el independentismo de derechas vuelve al a mesa política. Saben que se equivocaron y me hago eco de unas palabras del propio Puigdemont : “ hoy no hay que crear expectativas por la experiencia que tenemos pero sí que toca explicar con convicción el potencial y el recorrido del marco que hemos adquirido porque entramos en una etapa inédita, una etapa que habrá que explorar y explorar. A pesar de las dificultades de las que partimos y nos encontramos, hay mucho trabajo por delante y poco tiempo para hacerlo”. Si las analizamos vemos que renuncia a la unilateralidad, que quiere abrir una etapa como lo hizo Pujol que le permita estar en un tablero político que le permita negociar con unos y otros.
Sin embargo no podemos perder de vista aquellos asuntos políticos que están pasando desapercibidos.
Por un lado Europa ve oscuridad en el negocio de las mascarillas del hermano de la presidenta de Madrid. Un antiguo ministro quiere sentar al Partido Popular en el banquillo y han obligado al Juez García-Castellón a citar a Cospedal en la trama Kitchen. Antigua secretaria general y ex ministra. Vemos como el Constitucional obliga a Ayuso a recuperar el impuesto de patrimonio. Añadiéndole a todo esto que el socio en varias comunidades autónomas ha estado rodeado de fascistas en las manifestaciones.
La realidad es que en un país que se dice desarrollado todavía hay una educación tan “capada” y miedosa que provoca que todavía en el siglo XXI haya gente que desconozca lo que sucedió durante cuarenta años tras la Guerra Civil y sigan adorando al genocida. Eso es gracias a una tara y un complejo educativo que no quiere hablar de determinados temas con claridad y detenimiento por “no herir sensibilidades”. Un país que todavía está en el pódium de desaparecidos en las cunetas.
Porque en el mundo fascista no entra nadie que no comulgue con su ideología. Hoy son las sedes del PSOE, mañana el colectivo LGTBI+, más adelante otras razas y otras religiones, posteriormente los que se llaman moderados. El fascismo es una ideología colonizadora e inquisitorial, por eso se necesita una condena social y política rotunda.
Agregar comentario