La historia no ha tratado bien ni a los niños ni a los mayores. Los grandes olvidados son ellos. Aunque es cierto que los mayores tienen el aura del saber y en algunos cargos políticos se necesitaba una edad para poder acceder a ellos. Sólo estaban ahí para una clase privilegiada. No hay que mirar tan atrás, sino en la historia más reciente. Los niños han sido, por desgracia, los protagonistas del mayor escándalo de robos de bebés. A los sectores más desfavorecidos se les “birlaba” el niño, para que un matrimonio de la élite lo comprase. Por otro lado los mayores se ven relegados a las residencias.
Actualmente hemos conocido más de siete mil expedientes de cómo murieron y en qué condiciones en las residencias madrileñas. Con un protocolo que no sólo excluía por edad, sino que por dinero también. Si tenías un seguro privado si podía ser trasladado a un hospital. Según la actual presidenta de Madrid morirían todos de igual modo. Más bien parece indicar que muchos quizás hubiesen muerto por las circunstancias que se dieron. Sin embargo al menos lo habrían hecho en otras condiciones. Todavía hoy hay quien defiende esa política de guerra donde el más débil y el más pobre siempre será el primero en ser descartado.
Todavía recuerdo la pantomima que a través de fotos publicaron de Ayuso en un centro religioso, apenada, llorando, como si sintiese mucho lo sucedido. No sólo es que es deplorable, es que una vez más se demuestra que si es capaz de no tener remordimientos la capacidad de cinismo es inabarcable. Aun así lo más triste es el nivel político de ver como todos los diputados actuales del Partido Popular en la Asamblea de Madrid respaldan esta forma de proceder. Lo afirmo porque he visto como aplaudían la respuesta vergonzante de la presidenta. Unas declaraciones que en cualquier país digno hubiesen provocado su dimisión.
¿Pero a la presidenta que le importaron los mayores? Nada, lo mismo que los niños que ven en sus menús fruta podrida y productos en mal estado. Y la justificación es que no se puede apartar del concurso a una empresa que ya ha sido reincidente. Tanto en el comedor escolar como en algunas residencias de mayores han mostrado quejas de productos en malas condiciones.
Es que hay que tener poca empatía y poco interés por los ciudadanos que no son de la clase privilegiada para quien ella gobierna y se dirige.
Después de toda la información que esta semana se ha llevado a cabo sobre el gobierno de Madrid la conclusión es que la fruta no es buena ni para niños ni para adultos.
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