La verdad que no sabía si abordar el tema de la investidura en este artículo o en otro más adelante. Los ríos de tintas que están corriendo sobre peticiones, concesiones y acuerdos hacen que se tenga mucha información pero poca perspectiva. En un primer momento defendí otras elecciones si las negociaciones se atascaban más de lo normal. Ahora, cuando todo parece más cerca, el problema lo tienen los nacionalismos de derechas. El PSOE ha pactado con sus socios más cercanos ideológicamente, SUMAR y ERC, con el apoyo de EH Bildu que dijo que facilitaría la investidura.
Los socialistas ya han hablado de la amnistía, me da la sensación de que no será tan a la medida de lo que Junts quería, de ahí que se hagan todavía los “remolones” para oficializar el acuerdo. Sin embargo SUMAR y ERC ya han hecho públicos sus acuerdos. Medidas sociales y progresistas, como se esperaba de partidos de ideología de izquierda. Es ahí donde surge el problema para Junts y PNV.
El año que viene hay elecciones en Cataluña y País Vasco. Su electorado no entenderá que no favorezcan la investidura de Sánchez porque puede provocar nuevas elecciones y la llegada de PP-VOX al poder. Pero por otro lado al ser ambos de derechas, y con lazos muy estrechos con la burguesía local y las patronales, los acuerdos que ahora son públicos pueden no caer bien a sus protectores económicos.
Que favorezcan la investidura de Sánchez puede hacer que ambos partidos pierdan votos el año que viene en beneficio del partido popular que sería su homólogo ideológico. Sin embargo no apoyarlo puede provocar que aquellas personas moderadas opten por el PSOE o PSC puesto que es el partido que mejor entiende el conglomerado cultural y nacionalista de España. Es la opción, esta última, que menos votos les quitaría seguramente, pero sin embargo un escaño arriba o abajo puede cambiar el tablero político del Gobierno autonómico.
El PNV que ahora está viendo correr el tiempo está analizando los pros y los contras. Arriesgarse a que las nuevas elecciones hagan gobernar a PP-VOX o apoyar un gobierno de izquierdas. Tienen la ventaja que el protagonismo se lo han quitado los partidos de Cataluña y pueden analizarlo todo mejor en clave interna. Sin embargo también puede ser contraproducente de cara a las autonómicas cuando su electorado vea que están perdiendo poder de presión.
Por el lado de Junts tienen el mismo problema que el PNV de cara a su electorado. Además añadiéndole que si al final no llegan a un acuerdo con el PSOE puede verse en Cataluña como una actitud egoísta por parte de Puigdemont y su núcleo duro.
Hablaba de partidos nacionalistas al principio, porque así lo son. Junts, antes CiU, se hizo independentista cuando la sombra de la corrupción se cernió sobre el partido. Pero tanto el líder como el partido ya han demostrado que la independencia está cada vez más lejos de la realidad, aunque siempre estén con ella en la boca, la sociedad catalana está a otras cosas. Han reconocido que la declaración unilateral fue ilegal, de ahí que exijan la amnistía, vuelven a la política de Pujol, pero claro para ello necesitan a su líder aquí.
En definitiva la amnistía es el reconocimiento del error de aquel 1 de octubre, la petición del perdón por saltarse la legalidad y el deseo de volver al tablero político de los 90 y 2000.
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