Empezó la legislatura del primer gobierno de coalición con una férrea crítica por diversos frentes. Diferentes medios, gran parte de los conservadores y la totalidad de los medios ultraderechistas, se adentraron en una campaña de acoso y derribo. Algo que entra dentro de lo normal en las líneas editoriales contrarias a cualquier atisbo de progresismo.
Los medios afines a partidos como VOX o partido popular aceptaron las tesis de “gobierno Frankestein” para desprestigiarlo y para basar sus críticas en la posible ruptura fácil del Gobierno. Fragilidad y desconfianza eran los términos más usados para acosar día sí y día también al ejecutivo. Sin embargo el Gobierno seguía adelante. Luego el foco era Iglesias y Sánchez personalmente para buscar la fricción. Con la salida de Iglesias para evitar el hundimiento total de Podemos en Madrid se centraron las críticas otra vez en el Gobierno en general.
A pesar de todo eso el Gobierno, con aciertos y errores, ha hecho frente a una pandemia mientras las derechas y sus secuaces se han dedicado a torpedear todo lo que han podido. Han mirado más la forma de arañar un voto que colaborar por el bien del país. Es algo que de VOX no debería sorprendernos pues no dejan de ser los matones de la clase que le importa todo muy poco, a excepción de lo suyo y sus chanchullos. Sin embargo la actitud de Ciudadanos y partido popular es cuanto menos sorprendente pues se dicen constitucionalistas, pero sus gestos dicen lo contrario. Aun así, y a pesar de la ruta europea de Casado para truncar la llegada de los fondos europeos para la recuperación, el Gobierno ha seguido trabajando y llegando a presentar unos presupuestos en tiempo y forma. Fíjense que baja es la moral del partido popular que por tumbar, o retrasar, los presupuestos han votado con los nacionalistas e independentistas una enmienda que beneficia, o pide una mejor protección, de las lenguas cooficiales. Luego se envuelven en la bandera de la persecución del español, pero ahora lo olvidan con tal de frenar los presupuestos. Algo así pasa con el país, ellos hablan de patria mientras la saquean, la humillan y la venden al exterior.
Esta semana nos hemos levantado con una nueva convocatoria de elecciones. Algo que criticaron duramente cuando se convocaron en Cataluña, pero luego cuando han podido han convocado elecciones en Madrid y Castilla y León. Y han comprado diputados en Murcia. Porque una vez más demuestran que no les gusta trabajar. Mañueco podrá prorrogar los presupuestos, podrá quitarse a su socio y crea una cortina de humo en el momento en el que los populares están sufriendo la resolución de los casos corrupción. Ante el esperpento de los paseos de Cospedal y Rajoy, la declaración de Villarejo y un sinfín de escándalos internos, la solución es convocar elecciones en Castilla y León.
Andalucía parece que se resiste, quizás sea porque les ha costado mucho llegar al poder andaluz y temen que dicha actitud provoque la salida del poder.
El ADN de los populares es traicionar a sus socios. Pactos que según la prensa conservadora y ultra eran los que daban estabilidad, sin embargo se han ido rompiendo casi todos antes que el “gobierno Frankestein”, como ellos llaman al gobierno de coalición. Al final han demostrado no ser de fiar. Ser traidores.
Queridos/as lectores dediquen las navidades a reflexionar, disfrutar de los seres queridos y cuidarse mucho. Aunque algunos políticos quieran instaurar un mundo de odio, lo valiente hoy en día es querer.
Pasen unas felices fiestas y nos leemos después de reyes.
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