La secta masiana

     Hace menos de un mes asistimos a la pantomima y a la  charlotada electoral en Cataluña. Por supuesto que son elecciones totalmente legales, pero eso no quiere decir que sean justas. Sin lugar a duda las elecciones las ganó juntos por el sí. Ahora bien ¿Si hubiesen ido los partidos que componían esa candidatura por separado quien habría ganado? Sin duda alguna las habría ganado Ciudadanos. Convergencia con su pérdida de valores burgueses y afines a los empresarios, una derecha perdida y envuelta en una senyera que ya no puede tapar la mierda que han vertido sobre esa comunidad autónoma. ERC y la izquierda más radical con Romeva a la cabeza han sido capaces de llegar a un acuerdo con la derecha, como se puede ir viendo la pérdida de valores parece algo normal en la política actual. Que los catalanes tengan derecho a decidir es algo sensato, pero que lo hagan jugándose el futuro apoyando a un personaje como Artur Mas es de ser unos insensatos. Un personaje que no ha tenido valor ni el conocimiento adecuado para poder gobernar honestamente una comunidad próspera que la ha llevado a la incertidumbre.

     Desde que el señor Artur Mas decidió dejar de gobernar y envolverse en la Senyera hemos asistido a diferentes actos de circenses y más propios de una charlotada o un país de pandereta.

     Asistimos en los últimos años a la celebración de una diada cada vez más patética y sin sentido de la historia. Una diada dedicada a separar a los ciudadanos catalanes ya que parece ser que la diada es un claro símbolo independentista cuando en realidad debería ser una festividad para todos los catalanes.

     El 9 de noviembre del año pasado asistimos a otra charlotada y un acto más propio de un país de pandereta cuando se ejerce una votación sobre una posible independencia. Digo que es un evento circense porque se llevó a cabo de una forma chapucera y torticera, en definitiva fue el fiel reflejo de cómo gobiernan Convergencia y ERC  juntos. Por supuesto que el derecho a votar de los ciudadanos es algo muy gratificante pero se debe de hacer de una forma sensata y coherente, como se debe gobernar.

    El otro día asistimos a un acto más propio de una secta o de un rebaño de ovejas donde todos iban a venera a su amado líder Arturo. No es que esté a favor de que se juzgue a Mas por su actitud el 9N, pues me pareció una payasada y una tontería a parte de un gasto público no podía suponer nada más. Ahora me parece patético que esos ciudadanos catalanes que iban detrás adorando a Mas no se preocupen más por los recortes que se hicieron en sanidad, educación, que no se preocupen por la deuda que tiene Cataluña, que no se preocupen por la corrupción que salpica a los gobiernos de la Generalitat y hay que recordarles que ese líder que iban venerando es en gran medida el culpable de esa situación.

    A veces pienso, que los españoles y en este caso concreto los catalanes, que tenemos lo que merecemos. Nos preocupamos más por hacer política de cara a la galería y no se hace política con mayúsculas. Por eso nos dedicamos a fomentar la independencia, nos dedicamos a generar odio el 12 de octubre, quitamos el nombre a calles y los sustituimos por otros, quitamos el busto del rey, vamos en definitiva acciones que ni fu ni fá. Lo cierto que como columnista y sobre todo como ciudadano es algo que me preocupa. Me preocupa porque prefiero que los políticos se dediquen a garantizarnos nuestros derechos en sanidad, educación y en el mundo laboral.

En política el postureo sobra. Pero el postureo sobra tanto como sobran los necios. Resulta que un  partido político tiene 11 exministros señalados por la corrupción de los 14 totales que se tenían y aún así está entre los dos más votados. Resulta que el líder de esa independencia pertenezca a un partido con sedes embargadas y ex altos cargos señalados por la corrupción y aún así lo vemos asistir a prestar declaración con una horda de files seguidores en procesión. En definitiva una situación política patética.  Muchos creerán que por defender e ir detrás de Mas  (que no así de la independencia) son progres y tienen una mentalidad más demócrata, pero al fin y al cabo  dan pena y parece que son  actos más propios de una secta que de una sociedad adulta.