Las elecciones de Castilla y León han dejado tres puntos a tener en cuenta. En primer lugar que los grandes partidos, los que conformaban el bipartidismo, deben de hacer autocrítica. Ambos deben de empezar a entender que prevalecer unas zonas, en detrimento de otras, aleja al electorado. Con la creencia tradicional de que al final en las zonas olvidadas el voto acaba en el bipartidismo ha llevado a la primera sorpresa. El surgimiento de los partidos regionalistas, provincialistas y localistas. Abro una reflexión para las elecciones venideras. Esto es consecuencia directa de la sensación ciudadana de que no todas las personas somos iguales en el territorio español.
No es que haya surgido un movimiento cantonalista como en la primera república española (1873-1874). No buscan estos movimientos una independencia o un régimen federal, simplemente quieren tener voz en las instituciones. Por eso surgen plataformas en los Ayuntamientos y la unión de éstas trae como consecuencia la formación de partidos que nacen con la única ideología de dar voz a los problemas ciudadanos de aquellos lugares olvidados.
En este caso si quieren recuperar el terreno perdido los partidos del bipartidismo deberán actuar acercándose hacia esas plataformas y partidos para ir atendiendo sus demandas y así anexionarlos. Si por el contrario optan por marginarlos y no atenderlos las consecuencias pueden ser el auge de esta tendencia en más zonas del territorio español y hacer más difícil la gobernabilidad.
Dentro de los dos grandes partidos quien más tiene que luchar es el PSOE. La derecha al final acaba votándose, bien a derechas o a ultraderechas, pero le es difícil cambiar el voto. Sin embargo el voto de la izquierda es más flotante, más crítico. Ya no sólo se manifiesta con la abstención, sino con su decantación por partidos nuevos que quizás den más visibilidad a sus problemas. Ese ha sido el principal problema de la política, la centralización inversora en las grandes urbes, algo que provoca grandes carencias en urbes más pequeñas y con ello la despoblación de zonas rurales.
En segundo lugar los grandes partidos tienen que empezar a comprender que la pérdida de cien votos en un municipio en unas autonómicas o nacionales no dicen mucho, sin embargo en el cómputo general de municipios de cada provincia puede provocar la caída de un diputado a un partido u otro. Por eso la organización interna deberán reforzarla. Deberán prestar más atención a las pequeñas agrupaciones que en muchos casos son endogámicas y herederas, provocando la desbandada de personas afines a unas siglas pero que no ven evolución. Reforzar el organigrama para la captación de simpatizantes y afiliados tanto para los partidos como para sus juventudes debe ser vital para crear una red de agrupaciones fuertes que amarren el voto en las elecciones. Cuando no existen agrupaciones fuertemente organizadas provocan la llegada de personas a las listas electorales con un solo objetivo, el interés personal. Sacar rédito social o monetario, aunque sea de carácter legal, provoca la ilegitimidad social si ese es el objetivo. En política se va a servir y trabajar por las personas que para eso pagamos los jornales. Cuando todo esto no se cumple hay personas que buscaron, buscan y buscarán una alternativa al margen de los dos partidos grandes, sin embargo no siempre son plataformas o partidos locales, provinciales o regionales. Partidos como VOX también aprovechan la falta de trabajo político para llegar con sus mentiras y acaparar votos, provocando la creación de agrupaciones nuevas. Por eso de cara a las elecciones que se aproximan PSOE y PP deberán empezar a trabajar ya si no quieren más sorpresas.
Las elecciones en Castilla y León han dejado una tercera clave. El auge de los totalitarios. El gran vencedor, VOX, demostró una vez más que el blanqueamiento del fascismo está anestesiando a la ciudadanía. Pueden presentarse allí riéndose de la España rural vistiéndose con sus “fachalecos” y queriendo alardear de parecerse a Peaky Blinders. Se dedican a faltar el respeto a los adversarios políticos metiéndose con su físico. La difusión de bulos es algo normal y encima cuando se desmienten todo es una conspiración judeomasónica. Así llegaron los resultados y el líder de VOX en Castilla y León ya quería ser Vicepresidente, eso sí, las leyes regionales de memoria democrática y las de género deberían eliminarse. Un gesto más de la línea que quieren llevar. Nacional-catolicismo en estado puro. Por supuesto el colofón lo puso Jorge Buxadé cantando una canción de Hogar social. Una canción de Nazis.
En el mundo cada persona tiene su ideología y su postura, pero en ella deben de caber todas las demás, si en una de ellas no cabe alguna no sólo debe ser ilegítima, sino ilegal.
Suscrito de principio a fin. Gracias