La derecha ha fomentado su campaña de cara a las elecciones del 4 de mayo en defensa de la libertad. Su libertad. Se han presentado al mundo como los garantes de la libertad y la defensa de la ciudadanía española. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo hay que reconocerle el mérito de hacer creer a gran parte de la sociedad eso. Aun siendo una manipulación torticera de la palabra libertad.
Se han alzado como adalides de los derechos laborales. Un partido político que hizo la peor reforma laboral para los obreros en democracia. Se han opuesto a la subida del salario mínimo interprofesional y siguen insistiendo que es perjudicial para la economía. Sin embargo callan con las desorbitadas subidas salariales de los directivos de la banca. Una derecha que se quiere hacer ver como defensora de la sanidad pública y han sido los que más han recortado en ella. Se alzaron en defensa de la libertad educativa basándose en mentiras. Precisamente quienes más recortaron en educación pública, no así en “su” educación. Sin embargo han conseguido engañar a una parte social que sigue creyendo que por cobrar mil o mil y pocos euros son clase media.
Hablan de libertad, pero no la practican. No practicaron la libertad cuando se opusieron a la ley de divorcio. Imagino que la libertad sobre decidir si se debe seguir, o no, casados no es digno de la derecha. Se opusieron a la libertad de poder casarte con personas que amas y que son de tu mismo sexo. Se han opuesto a la ley de una muerte digna, para ellos decidir sobre tu vida no es libertad. Se opusieron a la ley del aborto, consideran que la libertad sobre el propio cuerpo no es digna de su reconocimiento. Aun así hay gente que se cree que la libertad es sólo tomarse una caña.
Es digna de alabar su actitud, puesto que a pesar de todo, hay un grupo social al que perjudican las decisiones de la derecha y creen lo contrario. Hoy se cree que ser clase media es tener una hipoteca y poder comer tres veces.
Una derecha que no dudó en rescatar autopistas, bancos, a Sarasola y hacer un sinfín de actos donde siempre se ha beneficiado ese uno por ciento que es millonario. Una derecha que en plena pandemia ha pagado las obras presupuestadas por tres, en beneficio de sus amigos de la élite. Nos dicen que subir los impuestos a los ricos es de ser comunistas. Tan comunistas como Biden imagino. Aun así no es el uno por ciento quien alza la voz, sino esas personas mediocres que se creen superiores y que creen pertenecer a una élite que no los quiere.
Hablar de libertad es hablar de futuro, la podrán manipular, pintar y decorar como quieran pero mirar al futuro nunca ha estado en la mentalidad conservadora. La libertad no es agitar banderas. La libertad es que todas las personas podamos vivir dignamente en un país que dice garantizarlo en su Constitución. Lo demás es mentira. Y la libertad que promueve la candidata del Partido Popular, arropada por su séquito, es mentira.
Ésto escrito es un panfleto izquierdista que pide a gritos un sillón .