Distraer es una herramienta social y política muy usada en los últimos años. Llevamos unos días donde sólo se habla del regreso de Juan Carlos de Borbón a tierras españolas. Unos criticando y otros “sacando pecho” de su legado. He querido dejar pasar unos días para poder analizarlo todo desde una perspectiva diferente. Analizando datos, declaraciones y exponiendo mi postura.
En primer lugar, como toda persona que tiene una adicción, debemos de reconocer que tenemos varios problemas para que seamos una democracia plena. Uno de ellos es la monarquía. Sé que un argumento de peso monárquico está ligado al papel que Juan Carlos jugó en la Transición. Obsoleto y muy usado. Sin embargo la realidad es que el pueblo español quería evolucionar hacia una democracia, la monarquía sólo tuvo que aceptarla. Eso sí, más rentable le salió que al pueblo español aceptar la monarquía parlamentaria como sistema transitorio hacia una democracia plena. Que el Jefe del Estado no pase por las urnas es una rémora que se ha acrecentado con los últimos escándalos. Sin embargo debemos hacernos a la idea de que ni se darán explicaciones ni la justicia lo condenará. Por lo tanto dejen en paz al emérito y si tanto les molesta su actitud hagamos como se hizo con Alfonso XIII votar por partido republicanos. Valle –Inclán tras la salida de Alfonso XIII diría “los españoles no han echado al último Borbón por rey, sino por ladrón”.
Suárez reconoció en una entrevista, de la que años posteriores se haría eco “la sexta”, que no hubo referéndum monarquía o república porque la segunda opción era la que más votos obtendría. Con un ejército franquista, una élite alejada de todo tipo de progreso y una sociedad que pedía a gritos libertad, todo se solucionó con la introducción de la monarquía parlamentaria en la Reforma Política. Por lo tanto el argumento de que se votó en favor de la monarquía es falso. Era aceptar lo menos malo puesto que la otra opción era seguir con el ejército en el poder. Es por eso que tras más de cuarenta años esta nación debe abrir un proceso consultivo y constituyente respecto a la situación nacional. Dejen en paz al emérito, es una persona que la Casa Real ya ha amortizado y es utilizado de sparring.
Ahora mismo la legitimidad de la institución monárquica pasa por enfrentarse o arriesgarse a un Referéndum. Seguro que ganará, no sólo las elecciones, sino la legitimidad. Mientras eso no suceda se seguirá viendo este régimen como algo transitorio y nunca avanzaremos. Ya nadie se cree las series de grandes figuras políticas o reales que quieren reflejar lo que no es. Ahora se piden explicaciones. Las personas con una neurona o los grandes linajes no quieren que nada cambie. Los primeros porque es mucho pensar para ellos, los segundos por si pierden privilegios. Cuando se dice que Juan Carlos ha hecho mucho por España hay que especificar que en nombre de España se ha beneficiado mucho él y una élite que de su mano iba a un lado u otro construyendo. La opacidad es tal que a día de hoy no sabemos quién fue el “elefante blanco”. Quizás el primer paso es abrir los archivos y dar claridad a la historia, si no se teme ningún escándalo. Aun así dejen en paz al emérito, el problema es la Institución.
Más temprano o más tarde, mande quien mande en el país, el debate y el nuevo proceso de reforma Constitucional es inevitable y deberán de tratarse todos los puntos. Para ello deben de ir preparándose todos los partidos y estudiar bien qué postura deberán tomar, que proyecto aportarán y que guión marcará para la sociedad en general.
La política nunca debe de alejarse de la ciudadanía, de sus ediles y consejeros más humildes, esas personas son la que tienen en su piel clavada el día a día de la sociedad.
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