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    David García
    Historiador y Bloguero

Esclavos

Esclavos
Objetivo CLM - David García Huertas
Miércoles, 24/10/2018 | Región, Nacional | Portada, Sociedad

     Si contemplamos la historia son muchos personajes de ella los que nos han puesto de relieve la lucha contra el poder establecido. La revuelta de Espartaco, así como el éxodo de Egipto son dos de los grandes acontecimientos que se nos pueden venir a la mente cuando hablamos de la lucha por la libertad de  aquellas personas relegadas a la esclavitud.

     Cuando hablamos de esclavitud hay que diferenciar varios tipos, o al menos fijar un modelo evolutivo de la esclavitud.  La inmensa mayoría cuando habla de esclavitud piensa en Grecia, Roma, Cartago e incluso la Monarquía Hispánica bajo los Austrias en lo concerniente a América. Salvando las distancias entre un mundo u otro y pasando por la Edad medio en esos mundos los esclavos fueron sometidos mediante la fuerza. A veces tras perder una guerra o como consecuencia directa de una exploración y posterior conquista, una fuerza que sometió y no sólo condenaba a la persona, sino a un linaje que hacía de los descendientes unos esclavos de cuna.

     La soberbia, vanidad y el clasismo social ya no provocan esclavos a la fuerza, pero sí provoca un auto-esclavismo que pudre una sociedad que parece tener miedo a brillar.

     El ser humano es una especie que hace de la libertad de expresión su bandera, a veces llevándolo a tal extremo en su argumentario que no deja de demostrar que son esclavos de sí mismos. Se han visto diversos ataques a creencias, políticos, himnos, banderas e incluso hacia personas físicas escudándose en la libertad de expresión. Lícita ella y obligatoria la discordancia socio-política entre las personas no es menos cierto que las personas vivimos y convivimos, y es en esa sociedad donde cada uno dejamos o renunciamos a una parte de  nuestra libertad individual en beneficio de la libertad común, una convivencia social que debe basarse en el respeto.

     Con la vuelta de la filosofía a la aulas son muchos los que se han mostrado partidarios de ello, pero no es menos cierto que ha existido una pequeña oposición social que sólo han servido para llenar horas de tertulias banales. La filosofía es el cauce por el que el ser humano aprende a preguntarse sobre cuestiones como la vida, la política, la muerte, la fe, la convivencia… cuando una persona se pregunta sobre este tipo de cuestiones está más cerca de romper sus cadenas de la esclavitud social y moral. Quizás por eso algunos políticos le tienen la guerra declarada, el miedo a la libertad de pensamiento está todavía muy arraigado.

     Quizás la creación de un rebaño es el objetivo, no basta con ser defensor  de algo, sino que hay que llevarlo a cabo. No basta con defender la filosofía si luego queremos un rebaño que nos diga a todo que sí o simplemente no la apoyamos curricularmente.

     Si los tiempos parecen apocalípticos para algunos sólo nos muestra el fiel reflejo  de la  reiteración de unos valores que no dejan de ser consecuencia de la esclavitud social heredada. Los hijos nunca debieron ser, ni deben ser esclavos de las decisiones de sus padres. Franco sometió por la fuerza a la sociedad a una esclavitud social, moral y ética que en la Transición se convirtió en una esclavitud por derecho al ser refrendado por una sociedad que sólo podía elegir entre “susto o muerte”.

     En este caso no es mi intención minusvalorar el proceso de Transición, pues como historiador sé de su importancia histórica. Pero si se analiza la sociedad de aquel momento es posible que fuese la mejor opción del momento, pero quizás ya no sea la mejor. Una vez que las generaciones que no fueron partícipes de aquel proceso han alcanzado una mayoría de edad social quizás sea conveniente preguntarse y modificar algo. Habría que preguntarse sobre el estado de las autonomías, la ley electoral, la monarquía, financiación de partidos políticos, sindicatos, asociaciones y diversas entidades… porque lo que en muchos casos se pronuncia como propuestas inviables suele escribirse “miedo a romper las cadenas”. Ese es el miedo e incluso el odio  y no es otra cosa nada más que la mirada fija “ojos con ojos” entre quienes abusaron del poder en tiempos atrás y aquellos que ya no tienen miedo al esclavista amparado en una dictadura donde tres o cuatro eran los dueños del “cotarro”.

      Decían que Julio César llevaba un esclavo cuando entraba en Roma sólo para que le recordara que no era nada más que un hombre. Hoy en día vemos la actitud contraria. Vemos a los esclavos contando mentiras bonitas al oído con el único objetivo de crecer social y políticamente, así se produce la creación de dos esclavos. El primero porque juega toda su suerte a una figura, mientras que el otro se auto-esclaviza por no contar con los mejores en sus gabinetes y sólo encontramos lugares donde el desorden es cubierto por pomposas adulaciones al líder. Así pues de dos figuras que podían ser libres encontramos dos esclavos, porque al final el ser humano teme la verdad y se escuda en las bonitas mentiras hasta que la ciudadanía le refleja la verdad de golpe, entonces surgen las preguntas, que en muchos casos ya estaban respondidas hace mucho tiempo, pero sólo era necesario escuchar y no oír.

     El mundo, la vida y la historia no se pararan ante el miedo inmovilista de los políticos, ni ante el miedo social al cambio, éstos sólo reflejaran en la historia su nombre como esclavos y no como personas libres a través del conocimiento de la sociedad, de su sociedad, a la que se debe.

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