Llega un día y te das cuenta que la vida pasa, que el día amanece y oscurece sin mirar quién queda atrás. Los meses transcurren sin importar la fatiga de todos nosotros. Con más o menos constancia vas luchando en los momentos duros, te dejas llevar en los momentos plácidos, simplemente intentas no descolgarte del pelotón de la vida.
En una sociedad cada vez más complacida por el cauce del río que nos llevará a la desembocadura final no se mira si nuestro paso por este mundo merece o no la pena, o simplemente hemos sido un viajero de este tren.
Los debates sociales cada vez son menos exigentes, cada vez más superficiales, todo reducido a dos posturas, como siempre enfrentadas, poco espacio para el diálogo y menos aún para una tercera vía que al fin y al cabo es la que demuestra que no todo es blanco o negro.
Todo apunta a que el tema central actual es si se exhuman los restos de Franco o no. Con posturas para todos los gustos, pero todas resumidas en los debates en dos; Franquistas o comunistas. Una vez más vemos la necesidad de la asistencia de profesionales en debates de televisión y radio, en muchos casos lo son de su ámbito, pero al ser un gremio cerrado hay aspectos que se dejan en el tintero.
Exhumar los restos de Franco no es lo principal hoy en día, por supuesto que no. Pero es algo tan necesario para acabar cerrando una herida que no deja de supurar década tras década. Es costoso como se dice, es cierto, todo lo que se lleve a cabo es costoso, pero ¿acaso no es menos costoso para las arcas nacionales la evasión fiscal de las grandes fortunas y qué se han amparado en la amnistía de Montoro? ¿Acaso las diferentes corruptelas no han resultado ser más caras para España que sacar los restos? Pero lo fácil es decir que es caro y que no es lo principal, pero si lo principal es acabar con la corrupción y se sigue votando, pues no hay más que decir.
La familia está en pie de guerra porque no quieren llevar a Franco donde está la familia del dictador, cuántas familias pagarían por poder enterrar a sus abuelos, bisabuelos, hermanos, esposos/as, madres, abuelas y no tener que ir a llorar a una fosa común. Nada más que añadir, cada cual que saque sus conclusiones tras una breve reflexión.
Se habla de Franco como algo superficial, como si no fuera transcendente, se nota que la lucha contra las humanidades por parte de los políticos está surtiendo efecto. Recuerdo cuando los mayores del barrio y familiares mayores, por suerte yo no tengo que ir a ninguna fosa, me contaban la vida del momento. No tanto en la dureza del trabajo que es algo obvio, sino la dureza de ser humillados constantemente. En el trabajo, en el día a día por los cuerpos de seguridad, las persecuciones por los chivatos intencionados, en definitiva una vida sucumbida al miedo. Pero qué podemos esperar de una sociedad que baila “bella ciao” en la discoteca sin saber lo que supuso en su día.
Pero España es algo más que todo eso. España no es un modelo de Estado, España es nuestro país. Podremos estar en contra o favor de la actual Jefatura de Estado, se podrá ser pro república o contrario a ella, se podrá ser de izquierdas, de derechas, liberales, democratacristianos, comunista, pero España seguirá siendo el mismo país.
Recuerdo cuando un hombre mayor tras una conversación me dijo que el mayor dolor de perder la guerra fue tener que abandonar nuestro país, en ese momento un trozo de nuestro corazón y nuestra alma se quedó aquí, menos mal que pudimos venir a recogerlo y quedarnos.
España seguirá luchando contra una sociedad cada vez más polarizada, sus tierras seguirán ahí, viéndonos pasar. Las ciudades seguirán luchando por no ahogarse en esa constante lucha asfixiante e interesada de las élites. Los municipios no morirán, serán asesinados. Sin embargo los cortijos seguirán siendo la gallina de los huevos de oro donde no se quieren abrir las ventanas, pues se prefiere el aire sucio, que ya se conoce, al aire limpio y puro. Al final los cortijos serán los culpables de que muchos municipios y ciudades desaparezcan o acaben reducidos a unos pocos habitantes, pero seremos todos nosotros los cómplices por no hacer nada para evitarlo, porque al fin y al cabo somos caudillistas, nos gusta desentendernos de nuestras responsabilidades socio-políticas y que nos lo den todo resuelto.
Algún día lloraremos por aquello que hoy no estamos sabiendo valorar, nos daremos cuenta que simplemente fuimos cobardes.
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