Con la toma de posesión en Italia se ha notado un tono más relajado por parte de la actual presidenta del Consejo de Ministro de Italia. Giorgia Meloni ha dado un discurso con el único fin de tranquilizar a los mercados y a una Europa de la que depende económicamente.
El discurso deja claro que será una presidenta muy dura con las personas débiles y muy blandita con los poderosos. Es cierto que ahora reniega que en su pasado estuvo en la órbita de un partido fascista y que era admiradora de Mussolini. El único fin es “lavar la cara” de este nuevo gobierno. La prensa en gran parte es bastante light en su crítica hacia ella y su corriente ideológica. Quieren hacernos creer que es una conservadora más. Sin embargo hay que tener en cuenta que una persona que admiraba al Duce no puede traer nada bueno. El fascismo hay que llamarlo por su nombre y explicar claramente lo que supuso para el mundo en general, Europa específicamente e Italia concretamente.
Sin embargo Meloni será dócil de cara a la Unión Europea porque de ella depende económicamente si quiere aguantar al frente del Gobierno. En definitiva esta “dulcificando” su mensaje por el propio interés personal.
Respecto a la ciudadanía será dura. No me cabe la menor duda que su primera decisión que ha sido que sea nombrada como “primer ministro” responde a la idea de recortar derechos a las minorías. Migración, derechos sociales y los derechos laborales serán su persecución personal. Siempre a favor de las élites.
El mundo en general y Europa en concreto como autoridad supranacional del viejo continente debe empezar a tomar medidas para frenar el auge de ideologías como la de Meloni o VOX en España.
Existe la reflexión de que los extremos son iguales. No es cierto. Mientras en un extremo se lucha para que todo el mundo tolerante entre, en el otro extremo la intolerancia es tal que si no son ellos no entra nadie. Por eso mientras unos recortan en derechos otros los amplían.
Hay partidos como el de Meloni que abogan por el lema DIOS, FAMILIA Y PATRIA. Un eslogan donde esconden su intolerancia pues en un mundo libre quien quiera puede seguir ese lema. Por el contrario en su mundo o sigues los tres “mandamientos” o estás fuera de la sociedad. En el mejor de los casos serás un desecho social. En el peor serás perseguido.
Un mundo que todavía cuestione la libertad y niegue los abusos de una parte de la sociedad seguirá siendo una sociedad subdesarrollada socialmente.
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